fumar perjudica la piel

Posiblemente seas conocedora de los efectos perjudiciales que el tabaco tiene sobre nuestra salud. Enfermedades como la bronquitis crónica, el efisema pulmonar, la arterioesclerosis, los trastornos vasculares, los accidentes cerebrales (como la trombosis o el infarto cerebral), cardíacas (como el infarto de miocardio) así como los cánceres de pulmón, boca y laringe, están directamente relacionados con el consumo de tabaco. Pero tal vez lo que no sepas es que el tabaco es uno de los mayores enemigos de la belleza de tu piel ya que provoca su envejecimiento prematuro.


A mediados del siglo XVI se introdujo en Europa la costumbre de masticar hojas secas de tabaco, y poco a poco pasó a convertirse en un importante producto de exportación colonial. El consumo de tabaco siguió incrementándose hasta 1973, momento el que comenzó a disminuir su venta. A pesar de ello y de sus efectos nocivos, sigue siendo un hábito común en la sociedad actual.

Uno de los datos que más inquieta a la hora de examinar las estadísticas es el aumento de la adicción al tabaco entre la población femenina. En los últimos catorce años, el principal crecimiento de fumadores se ha producido en este sector. Actualmente fuma un 38,8% de la población femenina mayor de quince años, una edad en la que el tabaquismo puede resultar especialmente perjudicial para nuestra piel. Una vez superada la etapa de la adolescencia, las glándulas sebáceas, encargadas de suministrar humedad y grasa a la piel, alcanzan su máxima producción. La dermis presenta una mayor cantidad de colágeno y elastina y como consecuencia de todo ello, tu piel luce más firme y elástica. Pero a pesar de esta circunstancia, debes pensar que los años pasan pronto y éste es el mejor momento para prevenir el envejecimiento prematuro de la piel abandonando todos aquellos hábitos que la dañarán a largo plazo. Prolongar la juventud de tu cutis y retrasar las huellas del tiempo está en tu mano, así que deja ya de fumar.

El tabaco literalmente asfixia tu piel evitando que se oxigene desde el interior e incrementando la formación de radicales libres, nada menos que 200.000 por cada bocanada. La doctora Paloma Ramón, dermatóloga y cirujana plástica y reparadora de Corporación Dermoestética explica: “El humo del tabaco contiene, entre otros elementos, un exceso de radicales libres que envejece tanto al que fuma como al que está a su lado. El cuadro clínico de una piel fumadora es muy específico. Tiene mucha mayor tendencia a deshidratarse, así como una deficiencia crónica de vitaminas y minerales, en particular vitamina C. Provoca también un déficit de oxigenación en la sangre, y afecta a la microcirculación cutánea. Como el riego sanguíneo es más deficitario, la piel aparece como apagada, castigada y falta de vida”.

El doctor Leonard Zastrow, director de Investigación y Desarrollo de Coty también ha comentado los efectos nocivos que tiene ser fumador pasivo y recibir el humo del tabaco que consumen otras personas en una noche de fiesta: “Sabemos que 1 mg de piel nos puede defender del ataque de aproximadamente 601.014 radicales libres, pero en una fiesta con gran cantidad de fumadores, la piel pasa a ser atacada por 10.001.014 radicales libres, y el sistema de autodefensa queda totalmente superado”.

Las mujeres que han fumado varios años presentan una tez más apagada y reseca que aquellas que nunca han sido fumadoras. Existen tratamientos para mejorar el estado de salud de tu piel pero si el hábito ha sido excesivo, ni la crema más cara del mercado podrá devolverte la luminosidad y vitalidad perdidas. A partir de los 30 años pueden aparecer arrugas prematuras en el labio superior y la base de la nariz.

Las principales alteraciones que pueden aparecer en la piel inducidas por el hábito del tabaco son:

Arrugas:

Los rayos ultravioleta del sol son uno de los factores principales del envejecimiento prematuro de la piel, pero si a ello unimos el tabaquismo, la posibilidad de sufrir arrugas prematuras se multiplica por diez.

El tabaco disminuye los niveles de vitamina A en el organismo y esto conlleva a una pérdida de la cantidad y calidad del colágeno y la elastina, atrofia dérmica, disminución de fibroblastos y acortamiento de capilares, alteraciones del tejido conjuntivo y destrucción de las fibras elásticas.

A diferencia de la elastosis solar producida por los rayos ultravioleta del sol que se localiza en la dermis papilar, la elastosis tabáquica se sitúa en la dermis media o profunda ya que los agentes tóxicos que impiden la oxigenación de la piel y provocan la aparición de los radicales libres, llegan en este caso por vía sanguínea.

Las arrugas que presentan los fumadores son diferentes a las arrugas propias de la edad que tienen las personas no fumadoras, son más profundas y marcadas, con contornos bien definidos. A partir de los 30 años las personas fumadoras pueden desarrollar las primeras arrugas, sobre todo alrededor de los labios. A partir de los 40-50 años, las arrugas de las mujeres que fuman son equivalentes a las de una mujer no fumadora con 20 ó 30 años más.

Piel reseca y atrófica:

El tabaco provoca la deshidratación de la epidermis, como consecuencia de ello la piel pierde elasticidad y firmeza pareciendo más áspera y quebradiza. La falta de oxigenación celular trae consigo una tez grisácea y un cutis apagado. La acumulación de los depósitos de nicotina y alquitrán en la superficie de la piel puede dilatar los poros y la disminución de las vitaminas propias de la regeneración celular (vitamina A, B y C) propician que los radicales libres ataquen con mayor agresividad las estructuras de estos tejidos ya debilitados. También pueden aparecer manchitas en la piel.

El cabello sufre los efectos perjudiciales del monóxido de carbono, volviéndose reseco y sin brillo, mucho más quebradizo y sensible a cualquier tratamiento de peluquería, además de impregnarse con el desagradable olor a cigarro.

Problemas de cicatrización:

El humo del tabaco dificulta la circulación sanguínea y con ello afecta a la nutrición celular. También perjudica la correcta oxigenación de los tejidos ya que el monóxido de carbono restringe la función de la hemoglobina en la sangre. Como consecuencia de ello, la sangre se vuelve más espesa y el proceso de cicatrización se relentiza. A esto hay que agregar la debilidad ya existente de los tejidos de la dermis que pierden colágeno, elastina y vitamina C.

Cánceres:

Una de las mayores repercusiones que puede ocasionar el consumo del tabaco es la aparición de cáncer. Por ejemplo, el 80% de las personas que sufren cáncer de labio son fumadoras y ésto se produce por la microagresión repetida al calor.

Pero la nicotina es también un factor de riesgo para el desarrollo de otros tipos de cánceres de piel como el melanoma, ya que ataca directamente al sistema inmunitario y a la inmunovigilancia.

¿Cómo combatir los efectos perjudiciales del tabaco en la piel?

Para combatir y prevenir estos efectos del tabaco en tu piel, la primera medida obviamente debe ser dejar de fumar. De nada servirá tratar tu piel de forma tópica si continúas intoxicándola por dentro.

Muchas chicas temen dejar de fumar por miedo a aumentar de peso. Realmente esto es incierto. Dejar el hábito del tabaco no engorda, lo que provoca que ganemos algún kilito más es la ansiedad que sentimos por la falta de nicotina. Además, las papilas gustativas linguales que antes estaban ahogadas por el humo, se vuelven ahora más sensibles y notamos un mejor gusto a los alimentos por lo que nuestro apetito es mayor. Pero esto no puede atribuirse a dejar el cigarrillo, más bien el hecho en sí de abandonar el tabaquismo adelgaza ya que la nicotina aumenta la proporción de lípidos en sangre que no pueden ser eliminados normalmente por la densificación sanguínea producida por un aumento plaquetario. Cuando no fumamos mejora la circulación del riego sanguíneo capilar, impidiendo la formación de celulitis y piel de naranja, un problema que afecta a muchas fumadoras.

Para aquellas mujeres que deseen abandonar el cigarrillo y empezar un tratamiento reparador, recomendamos el uso de cremas antioxidantes enriquecidas con vitamina E y vitamina C. Por ejemplo, dentro de la nueva línea de cuidado facial de Margaret Astor hay una crema especial para la piel de mujeres fumadoras llamada Therapy C y que combate los efectos nocivos del tabaco gracias a una rica mezcla de polifenoles y flavonoides.

Cuando te apliques tu hidratante diaria, efectúa un suave masaje con la yema de los dedos durante cinco minutos, con movimientos circulares y ascendentes. Realiza siempre que puedas ejercicios de gimnasia facial ya que ésto ayudará a tonificar tu piel.

El uso tópico de compresas frías también es aconsejable por sus efectos reafirmantes.

Para la piel del pecho y el escote que es muy fina y delicada, se recomienda seguir tratamientos relajantes y reafirmantes. El tratamiento Soin Privilege Bust, por ejemplo, alterna masajes relajantes con los últimos avances en cosmética y tecnología láser, empleando ultrasonidos para mejorar la vascularización de la piel y nutriéndola con ADN extraído de lechaza de salmón salvaje, rico en colágeno y elastina para potenciar la regeneración de los tejidos.

Una vez que hayas dejado el vicio, plantéate llevar una vida sana: respira aire puro, haz un poco de ejercicio, toma el sol con precaución y cuida tu dieta.

No es recomendable comenzar con un régimen estricto después de dejar de fumar ya que los tejidos están débiles y por su falta de elastina y colágeno tendrás mayor predisposición a padecer flacidez y estrías. Debes consumir con regularidad alimentos ricos en hierro, para aumentar el nivel de hemoglobina en tu sangre así como alimentos ricos en vitamina A (huevos, leche, melocotones, tomate), vitamina C (limones, naranja, piña) y vitamina B (cereales, frutos secos, legumbres). Asímismo bebe abundante agua para hidratar tu piel desde el interior y evita el consumo de bebidas alcohólicas.