tipo de piel

A la hora de cuidar nuestra piel y de dispensarle los cuidados que necesita, es importante que primero la conozcamos a fondo. Muchas mujeres se quejan de que las cremas, maquillajes o cosméticos que compran habitualmente, no ofrecen los resultados que ellas esperaban, pero muchas veces ocurre que no estamos aplicando los productos adecuados a nuestro tipo de piel.


La piel es un órgano complejo. Está formada por tres capas a diferente profundidad: epidermis, dermis e hipodermis. Las células de colágeno y elastina que aseguran la firmeza y densidad de la piel se encuentran en la dermis mientras que la hipodermis está formada principalmente por tejido adiposo.

La piel tiene un proceso de regeneración celular que dura aproximadamente 28 días y en el cual las células superficiales de la epidermis se renuevan. Sin embargo, la edad, los cambios hormonales, el clima, la alimentación y nuestro estilo de vida pueden hacer que se deshidrate paulatinamente llegando a afectar a las capas internas. Por lo tanto, nuestro tipo de piel no es el mismo a lo largo de toda nuestra vida sino que va variando y por ello es imprescindible que atendamos a los signos que nos permiten identificar qué clase de piel tenemos.

Piel normal

Algunas de sus características son:

  • Tiene un tacto suave.
  • Es flexible y resistente.
  • Es fina y sus poros no son visibles.
  • No se engrasa excesivamente.
  • Se broncea sin quemarse y tiene una tonalidad uniforme.

¿Cómo cuidarla?

Para que siga tan bonita como siempre, límpiala mañana y noche con leche limpiadora o un gel limpiador sin jabón. Luego tonifícala con una loción sin alcohol e hidrátala con una humectante fluida. Debes también utilizar contorno de ojos y una vez al mes, una mascarilla nutritiva.

Piel mixta

La reconoceremos porque:

  • Tiene áreas diferenciadas en función de la cantidad de glándulas sebáceas. Una zona seca que se localiza en los pómulos, las sienes y los maxilares y una zona más grasa en la frente, nariz y mentón.
  • Puede sufrir descamación si no se trata con los cosméticos adecuados.

¿Cómo cuidarla?

Límpiala mañana y noche con un gel equilibrante y tonifícala con un tónico libre de alcohol. Aplicaremos después una crema hidratante libre de aceites sin olvidarnos del contorno de ojos. Una vez a la semana realizaremos una exfoliación y aplicaremos una mascarilla equilibrante.

Piel grasa

Se diferencia en que:

  • Su epidermis es más gruesa.
  • Tiene un mayor nivel de actividad de las glándulas sebáceas que hacen que el cutis pesente una textura aceitosa.
  • Su tono es apagado.
  • Tiene poros dilatados.
  • Sufre tendencia al acné.
  • El maquillaje tiende a correrse o a presentar brillos.
  • Es más resistente a los cambios climáticos.
  • Tiene menos arrugas en la edad madura.

¿Cómo cuidarla?

Límpiala mañana y noche con un gel limpiador equilibrante. Tonifícala con un tónico libre de alcohol e hidrátala con una crema sebo-reguladora y libre de aceites. El contorno de ojos es imprescindible. Realiza exfoliaciones dos veces a la semana para evitar que se acumulen las células muertas y obstruyan tus poros. Una vez a la semana puedes aplicarte una mascarilla de arcilla para controlar el exceso de grasa y evitar que aparezcan granitos y espinillas.

Piel seca

Se nota en que:

  • Tiene una textura lisa y uniforme.
  • Normalmente no presenta poros abiertos.
  • Puede presentar tirantez y asperezas.
  • Es sensible a los cambios climáticos.
  • Puede desescamarse si no se cuida bien.
  • Tiene tendencia a las arrugas prematuras.

¿Cómo cuidarla?

Límpiala solo por la noche con leche limpiadora. Tonifícala con un tónico calmante e hidrátala mañana y noche con cremas nutritivas. La fotoprotección es importante en todo tipo de pieles, pero en la piel seca aun más… de modo que nunca la olvides. También debes usar contorno de ojos y exfoliar tu rostro una vez cada dos semanas. Aplicarás semanalmente una mascarilla nutritiva o pulpa de aguacate.

Piel sensible

Independientemente de si es grasa o seca, tu piel puede ser sensible si:

  • Se irrita con frecuencia y tiende a padecer alergias.
  • Reacciona a los cambios climáticos o a determinados cosméticos.
  • Tiene un aspecto amarillento y pigmentación uniforme, con tendencia a presentar manchitas y pecas.

¿Cómo cuidarla?

Límpiala todas las noches con un agua desmaquillante especial para pieles sensibles o una espuma limpiadora con efecto calmante. Tonifícala con un tónico libre de alcohol. Aplica el contorno de ojos y una hidratante rica en antioxidantes, vitamina E y zinc. Debes exfoliarla solamente una vez cada dos semanas con un producto especial para pieles sensibles y semanalmente, aplicarte una mascarilla nutritiva a base de rosa mosqueta. Nunca olvides usar fotoprotectores y, a ser posible, de pantalla total porque tu piel se quema muy fácilmente.