sadorexia

La importancia que la sociedad actual concede al físico, la obsesión por el culto al cuerpo y la proyección mediática de un modelo de mujer extremadamente delgada que no se corresponde con la realidad del cuerpo femenino, ha dado lugar a la aparición de nuevas patologías mentales asociadas a los trastornos alimenticios.


Una de las más recientes (aún no reconocida oficialmente) es la sadorexia, también llamada «dieta del dolor». Se trata de un trastorno alimentario de segunda generación, derivado de la anorexia, que aúna prácticas masoquistas con comportamientos anoréxicos y bulímicos. Las afectadas por esta enfermedad, emplean métodos de maltrato corporal y psicológico hacia sí mismas para frenar el apetito y las ansias de comer.

Las sadoréxicas se autoinducen al ayuno mediante autolesiones, humillaciones verbales, etc. En otras ocasiones se castigan a sí mismas el pasar por alto sus dietas suicidas haciendo largas y extenuadoras jornadas de ejercicio físico. El resultado es una pérdida de peso meteórica hasta llegar a la delgadez extrema. El hecho de alejarse y apartar de sí a la familia o a las amistades que intentan ayudarlas, les lleva a una situación de soledad que acrecienta su autovictimismo al pensar que «nadie las comprende» o «no tienen motivos para tratar de recuperarse ya que nadie las aprecia verdaderamente y a nadie le importa su salud».  Por este motivo, al igual que la anorexia, podríamos decir que es una enfermedad que afecta a las personas con baja autoestima y que el perfil del sadoréxico comienza a formarse en la adolescencia con el desarrollo de la personalidad, aunque no se decidan a llevarla a la práctica hasta años después.

La ayuda psicológica y el apoyo de las personas allegadas al enfermo, es vital para superar este trastorno. Sobre todo, porque las autolesiones suelen producirse en las etapas de mayor ansiedad y estrés emocional. Es importante que un profesional de la salud mental reconozca el problema ya que a menudo suele confundirse con otros traumas psicológicos.