tacones y varices

A pesar de que los tacones de alturas imposibles están muy de moda esta temporada, su uso indiscriminado podría ocasionar graves problemas articulares y de tipo cardiovascular como las varices.


Traumatólogos y fisioterapeutas sostienen que, aunque no existe ningún inconveniente en que usemos tacones altos para un evento o una ocasión especial, si los llevamos diariamente, pueden repercutir negativamente en ciertos aspectos de nuestra salud.

Son frecuentes los casos en los que se produce una inflamación. Por ejemplo, el neuroma de Morton aparece cuando las ramas nerviosas de la planta del pie se inflaman como consecuencia de la fibrosis, causada por el traumatismo que supone caminar siempre con tacones altos y de punta afilada. También puede verse afectado por este mismo problema el tendón de Aquiles o los pequeños huesos sesamoideos ubicados debajo de la articulación metatarsofalángica del dedo gordo (sesaimoiditis).

Otras veces, si el cuadro se agrava, pueden presentarse dolencias de tipo articular o incluso malformaciones en los huesos y cartílagos que conforman las estructuras anatómicas del pie. Los tan mencionados juanetes consisten en una desviación del dedo gordo como consecuencia de la deformación su articulación metatarsofalángica.

El tobillo también tiende a volverse inestable y sus articulaciones demasiado laxas por esguinces repetitivos y mal curados.

Además, cuando el zapato que usamos diariamente tiene demasiado tacón y es de punta estrecha, algún dedo podría deformarse y adoptar una forma curvada (dedo en martillo).

Obviamente, estos cambios no se producen de la noche a la mañana. Llevar un calzado inadecuado una noche a una fiesta o a una cena especial, no tendrá más consecuencias que unos momentos de incomodidad y una leve molestia en tus pies. Lo peor de todo, es el riesgo a sufrir una torcedura. Pero los tacones demasiado altos, no solamente perjudican a nuestros pies. La columna vertebral también puede resentirse debido a que nuestro cuerpo, en un intento de mantener la estabilidad, adopta posturas forzadas que alteran la correcta alienación de las vértebras al caminar.

Los problemas de tipo circulatorio son bastante frecuentes. A partir de cierta edad los se aconseja no sobrepesar los 5 cm de altura en los tacones de los zapatos que usamos con más frecuencia. La contracción muscular que ejercemos con nuestras piernas al subirnos sobre unos zancos considerablemente altos, dificulta la circulación de retorno, provocando la tendencia a retener la sangre en las extremidades inferiores. El primer síntoma suele consistir en una inflamación local en la zona (piernas hinchadas), retención de líquidos, etc. Pero a la larga, la presión venosa hace que los vasos capilares más delgados se rompan, apareciendo así las varices y arañas vasculares.

Por estos motivos, los especialistas recomiendan no abusar del uso de este tipo de calzado. Bien es cierto que las suelas totalmente planas no son tampoco aconsejables ya que el golpe persistente del talón contra el suelo puede derivar en un problema denominado «fascitis plantar» que precisa de tratamiento podológico.

Lo ideal es elegir una altura intermedia. Si somos bajitas y necesitamos vetir con tacones altos a diario para ganar unos centímetros, es mejor que con nuestra vestimenta informal escojamos aquellos que tienen la base más ancha ya que el peso estará mejor repartido. Llevar algo de plataforma en la parte delantera del zapato también neutraliza algo la altura del tacón si éste es muy pronunciado.

Compra siempre zapatos de tu talla y a ser posible de materiales suaves, transpirables y de buena calidad para evitar la aparición de callos y durezas. Otro detalle que debes tener en cuenta a la hora de hacer tu elección es evitar en la medida de lo posible el calzado muy estrecho en la punta ya que propicia la aparición de juanetes y malformaciones en los dedos de los pies.

Una vez que éstos han hecho acto de presencia, los podólogos aconsejan el uso de almohadillas especiales (juaneteras) y masajes localizados para recolocar el hueso en su sitio. Los dolores se calman con la administración de antiinflamatorios e infiltraciones. Los casos más graves requieren cirugía.

En cuanto a las varices, si no responden a los masajes, compresas frías y otros tratamientos estéticos alternativos, es necesario recurrir a la cirugía para deshacerse de ellas. Los métodos más efectivos son el láser, la radiofrecuencia o la escleroterapia. En este artículo os hablamos por extenso sobre las técnicas más modernas y no invasivas que existen en la actualidad para eliminar las varices.