De todos es sabido que para tener un peso saludable, no deben seguirse «dietas relámpago» demasiado estrictas que comprometan nuestra salud. La mayoría de ellas son desequilibradas, restringen mucho determinado tipo de alimentos y, si no cambiamos nuestros hábitos de vida y retomamos otra vez las costumbres alimenticias de siempre, volveremos a ganar el peso perdido rápidamente.


¿Para qué se utilizan entonces las dietas relámpago? Pues para perder peso de forma muy veloz cuando no podemos esperar a conseguir este objetivo de forma paulatina.

Por ejemplo: si has engordado bastante estos últimos meses y ya no te sirve tu vestido de novia, si quedan un par de semanas para el verano y quieres perder unos kilitos para que te siente mejor el bikini, etc.

Dada la naturaleza estricta de este tipo de dietas, nunca deben mantenerse durante más de una semana. Tampoco deben seguirlas embarazadas, gente con problemas diabéticos y/o hepáticos, personas con anemias, menores de edad o ancianos ni deportistas que consumen una cantidad importante de calorías en realizar actividad física de forma habitual.

Hace algún tiempo, os hablamos de la dieta diurética del pomelo, y de las virtudes que tiene esta fruta para revitalizarnos, eliminar toxinas, combatir la retención de líquidos y cuidar nuestra piel gracias a su alto contenido en flavonoides y vitamina C (antioxidante). En verdad, los régimenes que incluyen una abundante cantidad de cítricos resultan muy efectivos para bajar de peso, no solamente porque son saciantes y porque tienen un aporte calórico muy bajo, sino también por su capacidad para desintoxicar nuestro organismo.

Es necesario, con todo, tener en cuenta que los cítricos no deben mezclarse con otras frutas para no provocar acidez estomacal.

Los zumos son un auténtico elixir de vitaminas y de belleza para la piel. Un jugo de pomelo recién exprimido por la mañana, nos revitaliza y mantiene nuestro nivel de energía al máximo hasta la hora del almuerzo.

Debemos, asímismo, consumir frutas enteras como naranjas, mandarinas, limas o ananás entre las comidas. Recuerda que el desayuno y el almuerzo deben ser las comidas más sustanciosas del día mientras que la cena tiene que ser ligera porque durante las horas de sueño, el cuerpo realiza menor gasto calórico.

Un ejemplo de dieta cítrica podría ser el siguiente:

  • Desayuno: yogurt desnatado con cereales o una manzana + un vaso de zumo de naranja
  • Media mañana: 2 rodajas de pan integral con miel o una porción de gelatina baja en calorías + una mandarina.
  • Almuerzo: ensalada de berros o puré de patata + 200 gr. de pollo a la plancha o dos huevos duros + un yogurt con trozos de kiwi.
  • Merienda: ensalada de frutas + té con leche desnatada o una porción de queso light.
  • Cena: tortilla de espinacas o arroz con verduras + una mandarina + un puñado de nueces.

Si durante el tiempo de duración de esta dieta (1 semana) te sientes cansada o débil, te recomendamos que la hagas durante tres días, descanses un día intermedio y luego retomes los tres restantes.