A partir de los 30 años comenzamos a experimentar una serie de cambios físicos y emocionales que forman parte del camino hacia la madurez. Existen muchos mitos sobre «la crisis de los 30»; la verdad es que cada hombre o mujer vive esta edad de una manera distinta y si bien es inevitable que todos tengamos añoranzas de la adolescencia, esta etapa de nuestra vida no tiene por qué ser menos bonita ni productiva que otras. Eso sí, es el momento de cuidarnos un poco más ya que nuestro metabolismo se vuelve un poco perezoso… pero nosotras no lo somos ¿verdad? Dedicándonos un poco de atención podemos lucir hermosas a los 30 y destilar el atractivo, belleza y colores propios de esta década.


Cambios en la piel

La degeneración de las fibras de colágeno y elastina de los tejidos de la dermis pueden provocar que tengamos la piel más seca, menos uniforme y que la flacidez comience a hacer acto de presencia.

Solución: la hidratación es la clave. Aplícate una buena crema hidratante y a ser posible reafirmante después de la ducha. Bebe al menos dos litros de agua diariamente y cuida tu alimentación asegurándote de que no falten nutrientes esenciales como las proteínas (estimulan la creación de colágeno) y las vitaminas (mantienen tu piel flexible y oxigenada). Evita el consumo de tabaco y de bebidas alcohólicas y trata de dormir las horas suficientes ya que los procesos de renovación celular tienen lugar en las horas de sueño.

Aumento de peso

El metabolismo basal se vuelve más lento y quema menos calorías. Como consecuencia, aunque siempre hayas sido delgada o normal, a partir de los 30 años puedes notar una subida de peso sin motivo aparente.

Solución: huye por completo de las dietas hipocalóricas que maltratan tu cuerpo haciendo que pierdas musculatura o, peor aun, densidad ósea. La solución está en practicar actividad física regularmente y comer sano evitando aquellos alimentos vacíos en nutrientes y con demasiadas grasas saturadas como la bollería industrial, los precocinados o los embutidos.

Uñas frágiles

A medida que pasan los años la capacidad de crecimiento de las uñas disminuye y es también probable que se vuelvan más débiles y se rompan con facilidad.

Solución: compra un esmalte endurecedor y aplícalo en una primera capa antes del pintauñas de color. Poco a poco, tus uñas irán ganando consistencia y crecerán más fuertes y sanas.

Adelgazamiento del rostro

Con la edad perdemos grasa subcutánea, las mejillas pierden volumen y el rostro comienza a cambiar. Aunque no hayan aparecido todavía arrugas en tu cara es posible que el surco nasogeniano haya empezado a marcarse.

Solución: usa cremas de noche enriquecidas con ácido hialurónico y por el día extrema los cuidados de protección solar. De igual modo, es vital que trates de evitar en lo posible los cambios bruscos de peso que aceleran los procesos de flacidez y pérdida de tono. Las radiofrecuencias y la gimnasia facial suelen dar excelentes resultados para tensar la piel del rostro.