Uno de los errores que cometemos con frecuencia en el cuidado de nuestra belleza es seguir siempre las mismas rutinas sin tener en cuenta el clima y la estación del año en la que nos encontramos.


Durante el invierno nuestra piel y nuestro cabello tienden a resecarse por las bajas temperaturas. También solemos hacer menos ejercicio y alimentarnos  a menudo de comida chatarra lo que al final de la temporada se refleja en unos kilos extra. ¡No te dejes vencer ante el desánimo! Ponle al mal tiempo buena cara con estos sencillos consejos que te ayudarán a mimarte por dentro y por fuera.

Mejora tu estado de ánimo.

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Si durante esta temporada de invierno te sientes decaída y sin ganas de hacer cosas, no te preocupues, es algo totalmente normal. La psicóloga Remedios Gutiérrez nos explica que la oscuridad, el frío y los cambios en la presión atmosférica pueden generar cambios emocionales: « La luz natural activa la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, tres neurotransmisores que estimulan las neuronas. Cuando faltan los rayos, disminuye la actividad de los neurotransmisores y se ralentiza la transmisión de mensajes».

«El sol también controla la glándula pineal, responsable de la melatonina, la hormona de las emociones y del sueño. Así, cuando hay poca luz, se puede producir un desequilibrio hormonal».

En realidad, somos como cualquier ser vivo aunque muchas veces no nos percatemos de ello porque nuestras vidas nos dejan poco tiempo libre y los cambios climáticos no parecen ser algo transcendente en ellas. Pero nos afectan… puede que menos que a una planta o a un animal, no obstante tienen una repercusión en nuestra actividad basal y en nuestras emociones.

En los años 80′ surgieron algunas terapias alternativas para tratar los síntomas depresivos que produce el cambio estacional. Una de ellas se llama fototerapia y sigue empleándose hoy en día. Consiste en la creación artificial de luz mediante una lámpara que filtra los rayos ultravioleta que pueden provocar cataratas. Se ha comprobado que mejora la secreción de melatonina y disminuye el número de hormonas responsables del estrés.

Otra forma sencilla y saludable de relajarnos y mejorar nuestro estado de ánimo es aprovechar los días de descanso que tengamos para acudir a la sauna o al spa. Los masajes terapéuticos o los tratamientos de belleza con hidroterapia, son muy eficaces si lo que buscas es aliviar tensiones y dedicarte unos días a ti misma.

Vigila tu alimentación.

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Son muchos los nutricionistas que aseguran que en invierno nuestra alimentación se vuelve menos equilibrada. Comemos más dulces y carbohidratos para compensar la baja temperatura corporal y este hábito termina redundando en un aumento de peso.

Para evitarlo, sin dejar de comer lo necesario, asegúrate de hacer un desayuno completo que contenga abundantes cereales, frutas y lácteos. Desayunar bien nos ayuda a mantenernos activos a lo largo de la jornada.

En invierno, la disminución de las horas de luz solar afecta a nuestro organismo que se vuelve lento a la hora de sintetizar la vitamina D. ¡Proporciónasela tú misma comiendo mayor cantidad de alimentos que la contienen!: leche, yogur, salmón, hígado, huevo, setas…

El magnesio también es indispensable para tener energías; sin él, nos sentimos decaídas.

Lo mismo podría decirse de las vitaminas del grupo C que regulan la sensación de fatiga y fortalecen el sistema inmunológico.

Si no te es posible proporcionar a tu cuerpo todo lo que necesita mediante la dieta, una buena idea es recurrir a los suplementos vitamínicos de venta en farmacias.

Extrema la hidratación de tu piel.

hidratación de la piel en invierno
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En los días de verano no nos olvidamos del bloqueador solar para cuidarnos de los efectos dañinos del sol. Pero ¿nunca has pensado que en invierno tu piel también sufre? Los cambios bruscos de temperatura y el estar sometida constantemente al calor y al frío, hacen que se reseque y los problemas de hidratación aparezcan.

Los poros son los primeros en reaccionar ante el frío, cerrándose. Como resultado, la piel no se oxigena debidamente y el cutis está «ahogado», pierde luminosidad y toma una apariencia mate.

Los contrastes de calor y frío pueden irritar tu piel o causar sensación de tirantez e incomodidad. Los pequeños vasos sanguíneos que recorren nuestra cara, se dilatan. Apenas hace algo de viento helado, vemos que aparecen rojeces difusas en los pómulos. Esto es un síntoma precursor de la cuperosis y se relaciona a menudo con un problema de circulación sanguínea en la capa más superficial de la dermis. Para combatirlo, lo mejor es utilizar cremas enriquecidas con extractos vegetales como el castaño de indias, yedra, viña roja o ginkgo biloba. También puedes preparar una loción casera muy sencilla mezclando una taza de agua tibia con una cucharada de aceite esencial de Té. Este aceite tiene propiedades vasoconstrictoras que alivian la piel irritada por causa del frío o cuando las venitas quedan visibles debido a la inflamación local. Aplícatela con un algodoncito sobre las zonas afectadas y espera unos minutos a que se absorba. Después, utiliza una crema hidratante con las características que te mencionamos antes.

El otro problema que comúnmente afecta a nuestro cutis en invierno es la deshidratación. Tu piel sufre las agresiones de muchos factores externos: el viento, la lluvia, las calefacciones. Todo esto afecta a la síntesis de lípidos que constituyen su barrera protectora natural. La epidermis se deshidrata, se reseca y comenzamos a notar las evidencias de este proceso en las zonas más sensibles de nuestro rostro. En las aletas de la nariz o en las mejillas, por ejemplo, pueden aparecer pielecitas sueltas. También es común sentir una sensación de tirantez anormal en la piel al final del día. Son avisos de que necesitas cambiar cuanto antes tu crema de día por otra más protectora.

«En invierno el frío altera la película hidrolipídica y la producción de glándulas sebáceas se ralentiza» nos recuerda la investigadora dermatóloga Marie-Thérèse Trebosc. Al tener menos grasa, la piel se vuelve menos flexible y se reseca. Pero no sólo desciende la actividad de las glándulas sebáceas sino también la fabricación de encimas que aseguran la descamación natural natural de la epidermis para permitir después que ésta se renueve. Por estos motivos, es importante recurrir a la ayuda cosmética para nutrir y reparar nuestra piel.

Las cremas que utilices en invierno deben ser más untosas incluso si tu cutis es graso. Existe una variedad de cremas llamadas Cold Cream, ideales para protegernos durante los meses de invierno. Las Cold Cream son más nutritivas y reparadoras que una crema normal. Las pieles secas y sensibles pueden usarlas también en otras épocas del año.

Atención especial a los labios

labios_invierno

Están muy expuestos al frío y son especialmente sensibles por carecer de glándulas sebáceas que los mantengan hidratados. Para evitar que se agrieten o se llenen de pielecitas, lleva siempre a mano un bálsamo protector labial.

Adapta tu maquillaje al cambio climático.

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Un fondo de maquillaje de textura fluida e hidratante, puede ayudarte a proteger tu piel aislándola un poco de las bajas temperaturas.

El orden correcto para aplicar los cosméticos es extender la crema hidratante, esperar cinco minutos y ponernos un filtro solar y finalmente, utilizar el fondo de maquillaje.

Es posible que tu mirada luzca algo cansada en estas fechas. Lo mejor es no recargar mucho las sombras durante el día y optar por colores claros y naturales como el beis. No te olvides tampoco de utilizar un buen corrector antiojeras preparando previamente la zona con unas gotitas de loción para el contorno de ojos.

Si sueles usar delineador, lo mejor es reservar el color negro para tus maquillajes de noche o de fiesta y recurrir al marrón, al gris o a colores alegres como el verde y el violeta para tus looks diarios; de este modo tu mirada lucirá más descansada.

No te olvides de las manos.

hidratar manos en invierno
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Se resecan demasiado en invierno debido a los contrastes repentinos de calor y frío. Protégelas hidratándolas diariamente con una crema de manos bastante emoliente.

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Algunas marcas como Neutrogena o Eucerin tienen tratamientos especiales para este fin, pero también puedes animarte a elaborar tus propias recetas naturales. Ingredientes como la manteca de karité tienen propiedades hidratantes y reparadoras que pueden ayudarte a regenerar los tejidos dañados por el frío.

Sanea tu melena.

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«Salir de una habitación con calefacción a la intemperie supone un desafío, ya que el cabello es higroscópico, es decir, absorbe o cede humedad al ambiente. En invierno, esta aumenta y el pelo se encrespa»- explica María Castán, responsable de comunicación científica de Wella. «Una buena estrategia es usar un serum y cubrir la melena con el producto antes de salir, para evitar que el cabello note el cambio brusco de temperatura. Para lavarlo, funcionan los tratamientos que controlan la humedad en el cabello».

Otro problema que puede acusar tu melena durante el cambio estacional es la caída excesiva. En algunos casos puede deberse por un exceso de sebo que afecta al folículo pero, por lo general, la pérdida del cabello se relaciona con un déficit de vitaminas en nuestra dieta. La vitamina A, por ejemplo, mantiene en buenas condiciones el cuero cabelludo y favorece el crecimiento capilar. El azufre y el zinc sintetizan las proteínas de la queratina haciendo que tu melena sea más densa y abundante mientras que la vitaminas del grupo B estimulan la renovación del cabello.

Si notas que tu pelo se cae más de lo habitual, no estaría de más tomar durante un par de meses suplementos vitamínicos para fortalecerlo desde el interior. También existen algunos tratamientos de belleza capilar a base de champús y mascarillas como L’Oreal Expert Mascarilla Fortificante. Son productos que hidratan tu cabello en profundidad haciéndolo más flexible para evitar su ruptura durante el cepillado (uno de los problemas que afecta a menudo al pelo seco).

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De todos modos, si notas que tu melena se ha empobrecido demasiado y no consigues frenar la caída, conviene consultar a un experto dermatólogo.

¡Y hasta aquí llegaron nuestros siete tips de belleza para estar guapas en invierno! Seguro que ya conocías muchos de ellos pero nunca está de más tener presentes algunos cuidados básicos ya que realmente no suponen demasiado gasto ni tiempo extra y te servirán para dar la bienvenida a la primavera con un pelo bonito y una piel en perfectas condiciones.