¿Tienes una cita este San Valentín y no sabes cómo ir maquillada? Cuando estamos un poco inseguras, terminamos barajando muchas ideas, queriendo copiar muchos looks: de revistas, de tutoriales, de la televisión… y siempre pasa lo mismo: termimamos cayendo en la artificialidad y adoptando una imagen que poco tiene que ver con nuestro día a día y con nuestra forma de ser.


Piensa en algo: si un chico queda contigo en San Valentín, espera encontrarse con la persona que le interesó, no con alguien que se parece a ella. Por otra parte, maquillajes demasiado elaborados, con efectos ahumados o pestañas postizas, requieren de cierta pericia y habilidad a la hora de maquillarse. Si dominas bien la técnica ¡atrévete! pero si no es el caso o si no dispones de los cosméticos indicados (waterproof), te recomendamos que elijas algo más sencillo ya que luego vemos las típicas fotografías con rímmel corrido, zonas brillantes, etc. que no nos gustan nada. En este caso, menos es más. Para un maquillaje de San Valentín te recomendamos apostar por la naturalidad con algunos toques sexys.

Rostro uniforme y sin brillos

Busca un look lo más natural posible y sin exceso de productos. Si se trata de un maquillaje de día, puedes usar una crema BB (son menos cubrientes), un fondo en polvo o incluso prescindir de la base si es que no tienes muchas imperfecciones. Eso sí, nunca nos podemos olvidar de dos cosas: hidratar nuestro cutis para que cobre un aspecto saludable y aplicarnos los correctores necesarios para cubrir ojeras, tapar granitos o afinar nuestras facciones.

Para los maquillajes de noche, son válidas las mismas reglas pero en este caso podemos aplicarnos una base fluida de larga duración. Sella el resultado con una pasada de polvos compactos sobre rostro y cuello, todo ello de modo muy sutil.

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Tu boca, el centro de las miradas

Casi siempre os mostramos en el blog propuestas con un maquillaje de ojos muy trabajado. En esta ocasión, dado que se trata de una cita por San Valentín, haremos algo diferente: le otorgaremos el protagonismo absoluto a nuestra boca como centro de todas las miradas.

Para conseguirlo, en primer lugar, tus labios deben estar muy bien hidratados. Compra un bálsamo labial con efecto voluminizador y aplícatelo unos minutos antes de maquillarte para que el resultado sea óptimo.

Huye de los colores mates y opacos. Para el día, utiliza un gloss en tonos rosa o coral con un acabado nacarado. No te olvides llevarlo contigo en tu bolso o neceser por si necesitas hacer algún retoque.

Si se trata de una cena o de una velada nocturna, podemos cargar un poco más las tintas con colores muy vibrantes. Eso sí, previamente tenemos que preparar la piel que rodea el contorno de nuestra boca para unificar el tono y esconder pequeñas imperfecciones. Utiliza un corrector un poco más claro que tu base y aplica unas gotitas en el espacio que existe entre la nariz y el labio y en las comisuras de la boca. Difumina con las yemas de los dedos o con una esponjita de latex. Seguidamente, tomaremos un perfilador labial del mismo color que nuestro pintalabios, y dibujaremos el contorno de nuestra boca un milímetro por encima de su línea natural para que gane volumen. Después, rellena el interior de tus labios con el color elegido. Dicen que el rojo es el color de San Valentín. Puedes apostar por este look aunque, para una cita, te recomendamos optar mejor por el coral o el rosa fuerte (igualmente impactantes pero más juveniles que el rojo). Este último puede no quedar muy bien si tu piel es demasiado blanca. Además, el rojo impone demasiado, tiene mucha fuerza expresiva… es ideal para salir de fiesta o para una ocasión especial pero si se trata de una cita, puede cohibir un poco a la otra persona, por ser «demasiado sexy».

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Como toque final, aplicaremos una leve pasada de brillo labial para conseguir un efecto «labios mojados». El resultado será totalmente glamouroso.

Mirada limpia y natural

Como hemos potenciado el maquillaje de nuestra boca dejándola en primer plano, nuestra mirada tiene que lucir lo más despejada y natural posible. Utiliza una sombra en tonos nude (preferiblemente beige-rosada porque es el color que más se asemeja a la piel pero es un poco más luminoso, atrapa la luz). En cuanto al delineador, si es de color negro, aplícatelo por la parte interior del párpado y en la línea de agua, de este modo el acabado será más natural, dando la impresión de que tenemos unas pestañas densas, no de ir maquilladas. Si optas por el marrón, el violeta o el verde, puedes hacer la línea por la parte exterior ya que estos colores no endurecen tanto la mirada. Al llegar a la parte más externa del párpado, difumina un poco con ayuda de un pincel fino para que el trazo pase más desapercibido y se desvanezca.

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¡No te olvides del colorete!

Un poco de blush nos da ese toque de rubor saludable y juvenil que tanto nos favorece. Elige un colorete en polvo de color rosa y aplícatelo con una brocha suave y redonda sobre la parte más alta del pómulo. Sonríe y se marcará la «manzana» de tus mejillas, así sabrás dónde aplicarlo exactamente.