Uno de los criterios que no podemos pasar por alto a la hora de manejar nuestra paleta de sombras es el color de nuestros ojos. Si bien es cierto que no hay colores prohibidos, por regla general, unos tonos siempre nos quedarán mejor que otros y es preferible dejar estos últimos para matizar algunas áreas del párpado dando protagonismo a los que mejor nos sientan.


Si por ejemplo tienes los ojos marrones o cafés, te sientan bien casi todas tonalidades de sombras. Los colores tierra, dorados, verdes y ocres son los más indicados.

Los ojos azules destacan por sí solos. Lo mejor es no sobrecargarlos y optar por las sombras neutras y naturales o usar delineador color chocolate y dos pasadas de máscara de pestañas para verte más guapa. Si vas a sombrearlos utiliza colores fríos o marrones, pero nunca anaranjados porque no quedan demasiado bien.

Para los ojos negros lo mejor es huir de las sombras excesivamente oscuras pues pueden endurecer demasiado la mirada.

¿Tus ojos son verdes? Entonces te quedan bien casi todos los colores de la paleta, aunque te verás especialmente atractiva con la gama de los verdes, los dorados y los grises. Para la noche, el violeta o los ahumados en negro quedan impactantes. Solamente te aconsejamos que evites las tonalidades absolutas: azul cobalto, cadmio o naranja. Cualquier color que compita con la magia envolvente de tus pupilas, te resta naturalidad.

Los ojos grises son los más exóticos de encontrar. Es fácil equivocarse a la hora de maquillar este tipo de ojos. Puedes decantarte por un look totalmente natural usando sombras ocres y neutras. Otra posibilidad es utilizar un delineador color plata y difuminarlo con esmero, resaltando tus pestañas con una doble capa de máscara. Utiliza siempre sombras de tonalidades frías: turquesa, azul y verde. Si quieres hacer un efecto ahumado, te recomendamos usar sombra gris oscura ya que el negro creará un contraste demasiado dramático.

Para más información sobre este tema, leer nuestro artículo «Las combinaciones de colores en maquillaje».