Cuando nos marcamos un objetivo en el gimnasio, es importante ser positivas y tener constancia, pero también conocer nuestro tipo de cuerpo. No es realista querer tener la misma figura de nuestra actriz, modelo o cantante favorita, pero sí podemos ponernos en forma siguiendo una dieta personalizada y realizando actividades físicas enfocadas a nuestras necesidades.


¿Pero cuáles son estas necesidades? Cada persona tiene un metabolismo y una constitución física diferente. En los años 40 el científico William Herbert Sheldon hizo una clasificación según la cual el cuerpo humano se dividía en tres somatipos: ectomorfo, mesomorfo y endomorfo. A día de hoy, esta distinción sigue siendo importante para determinar qué tipo de ejercicios y de alimentación es mejor para lograr nuestros objetivos.

¿A qué grupo perteneces?

Ectomorfos

Son personas de constitución delgada. Normalmente tienen una estructura ósea fina, con piernas largas y delgadas y hombros pequeños.

A los ectomorfos les cuesta ganar peso. Esto se debe a que tienen un metabolismo acelerado que quema rápidamente las calorías que consume.

Por lo general, tienen poco desarrollo muscular (sobre todo, si no se ejercitan) ya que su cuerpo quema las calorías necesarias para el crecimiento de los músculos en las funciones basales.

¿Te identificas con este tipo de personas? Si es así, y quieres ganar un poco de volumen para tener una figura más voluptuosa y femenina, debes seguir una alimentación rica en carbohidratos y proteínas. Si te cuesta subir de peso, es recomendable que comas más a la cena para evitar el catabolismo durante la noche (que el cuerpo consuma su propio músculo).

En tus rutinas de fitness prioriza, frente al cardio, los ejercicios anaeróbicos (pesas con la mayor carga posible y pocas repeticiones). Dedica sobre tres días a la semana a entrenar y verás cómo en unos meses los jeans te sientan mucho mejor.

Mesomorfos

Son los más beneficiados por la genética. Tienen un físico atlético y son fuertes por naturaleza. Las personas de esta condiciones ganan músculo y pierden grasa con facilidad si entrenan, lo que les permite tener un cuerpo definido con menor esfuerzo. Este hecho se debe a la capacidad que tiene el metabolismo de los mesomorfos para asimilar las proteínas y quemar grasas.

Con todo, no conviene descuidarse ya que la genética es solamente una ventaja pero no puede hacer nada contra los malos hábitos de una vida sedentaria o de una alimentación poco equilibrada. Aunque te veas estupenda, si eres joven y nunca has hecho ejercicio, deberás también esforzarte un poco para mantener tu figura, evitando las grasas saturadas y siguiendo una rutina que combine el ejercicio cardiovascular con las pesas.

Endomorfos

Las personas de este tipo tienen la capacidad de ganar grasa rápidamente (aunque también músculo). Esto se debe a que su metabolismo es más lento y le cuesta quemar calorías. Aún así es el tipo de cuerpo más común, y tiene su explicación: nuestros ancestros adaptaron su organismo para acumular reservas y poder sobrevivir en las épocas de hambruna.

Sin embargo, tener este tipo de constitución no significa ser obeso/a ¡ni mucho menos! Si llevas una vida sedentaria o tienes una alimentación poco saludable, posiblemente acumules kilos demás, pero si te cuidas y haces ejercicio regularmente, tendrás un físico enviable ya que las mujeres con este tipo de cuerpo suelen tener buen tono muscular y curvas femeninas.

Incluye en tus entrenamientos ejercicios cardiovasculares (correr, bicicleta, bailar, nadar) y pesas. También debes ser cuidadosa con tu alimentación y comer de todo pero de forma saludable. Vigila especialmente la cantidad de carbohidratos que consumes (pan, pasta, legumbres, arroz) moderando su consumo y priorizando la ingesta de proteínas (huevos, carne, pescado) y vegetales.

Recuerda que lo importante estar sanas y sentirnos a gusto con nosotras mismas. Cuídate por dentro y por fuera pero no seas demasiado exigente contigo misma. Al fin y al cabo, todos somos diferentes y debemos aceptar nuestros cuerpos.