La búsqueda del elixir de la eterna juventud no es exclusiva de los laboratorios de cosmética. Cada vez más científicos llegan a la misma conclusión: rejuvenecer significamente sólo es posible cambiando el funcionamiento de nuestro metabolismo. ¿Qué propicia que envejezamos o nos veamos más jóvenes? Las hormonas juegan un papel muy importante en este proceso.


La DHEA (dehidroepiandrosterona), es una sustancia que pertenece al grupo de las prohormonas. Se produce en las glándulas suprarrenales y está relacionada con la producción de estrógenos y testosterona.

El médico alemán Adolf Buternandt fue el primero en conseguir aislar esta sustancia de la orina humana. Veinte años después los investigadores Mijeon y Plager consiguen aislarla de la sangre y descubren que se produce en las glándulas suprarrenales. También se confirma entonces que los niveles de esta hormona disminuye (tanto en el hombre como en la mujer) a medida que envejecen. ¿Pero de qué forma?

Nuestro organismo comienza a producirla en pequeñas cantidades a partir de los 7 años y alcanza su máximo nivel a los 25 años; a partir de entonces, la producción desciende en un 20% cada diez años.

Las investigaciones se encaminan desde entonces a estudiar los resultados de la administración de DHEA. En los años ’70 comenzaron a hacerse las primeras pruebas en animales (ratas y ratones) a los que se suministraba esta sustancia a través de la alimentación. Así se comprobó que los animales incluidos en el experimento vivían más tiempo y tenían más energía. En 1994 el profesor Samuel Yen de la Universidad de San Diego, California publica los resultados positivos de sus experimentos sobre pacientes de edad madura, constatando la capacidad de la DHEA para luchar contra el envejecimiento y presentándola mundialmente como la «hormona de la juventud».

Actualmente algunos laboratorios la sintetizan a partir de una sustancia vegetal llamada Diosgenina.

Entre sus efectos se cuentan los siguientes:

  • Ayuda a luchar contra el envejecimiento
  • Incrementa la energía
  • Aumenta la líbido sexual
  • Mejora el equilibrio de la insulina
  • Preserva la masa muscular y la densidad ósea
  • Desarrolla la memoria y combate enfermedades degenerativas como el Alzheimer.

Debido a su comercialización reciente (año 2000) todavía no existen pautas específicas para la administración de DHEA. Normalmente se prescribe a mujeres en la etapa de la menopausia y se presenta en cápsulas de 50 mg. No obstante, esta hormona no es legal en todos los países: mientras en EE.UU. o en Francia es un producto de venta libre, en España su venta es ilegal según un documento emitido por el Ministerio de Educación y Ciencia del 21 de Diciembre del 2005 y sólo se autoriza su distribución en farmacias por prescripción médica y en casos muy específicos.

Tal vez se deba a que sus riesgos no han sido estudiados a largo plazo. En un principio, se desaconseja su uso en pacientes con problemas cardíacos y con colesterol ya que la DHEA influye en el aumento de testosterona que puede incrementar los niveles del colesterol malo en sangre.