La primavera es la época del año en la que iniciamos la «operación bikini«, pero a veces los éxitos se mantienen poco tiempo: los malos hábitos alimentarios en verano pueden tirar por la borda los sacrificios de unos meses atrás. ¡No te dejes vencer! No es necesario que te pongas a dieta, sino simplemente que hagas pequeños cambios y conozcas los «alimentos trampa» (que son los que al final se traducen en un aumento de peso).


Siguiendo estos tres sencillos tips lo lograrás:

  • A veces tratamos de comer sano y no comprendemos por qué los dígitos de la báscula no paran de subir. Tal vez tus comidas sean sanas y equilibradas pero tomas como entrantes alimentos ricos en grasas saturadas: patatas fritas, ensaladilla rusa, huevos rellenos… Te proponemos cambiarlos por otros más saciantes y saludables: parrilladas de verduras, ensaladas de temporada y deliciosas sopas de verano como el gazpacho o el salmorejo.
  • Controla la cantidad de alimentos fritos y rebozados que consumes ¡son una bomba de calorías! Opta en su lugar por carnes, pescados y mariscos cocinados o a la plancha.
  • Por último hablaremos de las dos grandes trampas a la hora de hacer dieta en verano. No forman parte de tu comida pero están en tu mesa: refrescos y alcohol.

Sin hablar ya de la hinchazón que provocan las bebidas gaseosas, los refrescos tienen un alto porcentaje en azúcar ¡incluso más que el chocolate! Los refrescos light a pesar de usar sustitutos del azúcar son ricos en sodio que aumenta la retención de líquidos. Además, los edulcorantes artificiales no son muy aconsejables para la salud si se consumen habitualmente.

¿Y qué decir que no se sepa sobre las bebidas alcohólicas? Contienen una gran cantidad de calorías vacías y relentizan el funcionamiento de nuestro hígado que se vuelve «vago» a la hora de quemar calorías.

Te recomendamos que las sustituyas por infusiones heladas, granizados y zumos de frutas. Si tienes que elegir entre bebidas alcohólicas es mejor tomar cerveza o tinto de verano.