Bajar de peso es un reto importante en cualquier etapa de la vida, pero a partir de los cuarenta años perder los kilos que nos sobran se hace especialmente difícil. Esto es debido a que nuestro metabolismo se relentiza, es decir, consume menos energía en sus funciones basales. Por otra parte el descenso del nivel de estrógenos puede hacer que la grasa se distribuya en algunas zonas específicas del cuerpo, por lo general en la barriga.



Por este motivo debemos cuidarnos un poquito más, controlar nuestro peso semanalmente y tratar de aumentar nuestro consumo energético con una rutina de ejercicios adaptada a nuestro estilo de vida. En nuestro artículo de hoy te daremos algunos consejos que podrían servirte de ayuda. Recuerda sin embargo que, si sufres de obesidad o si padeces cualquier tipo de enfermedad, sería recomendable ponerte en manos de un endocrino o de un experto en nutrición.

Alimentación sana y equilibrada

Las dietas son un arma de doble filo ya que a partir de una edad no se recomienda bajar de peso rápidamente. La piel no se adapta fácilmente al nuevo volumen corporal como cuando éramos más jóvenes. No es aconsejable perder más de medio kilo por semana.

Para evitar la flacidez y la pérdida de tono muscular, asegúrate de consumir la cantidad suficiente de proteínas. Las más sanas las encontraremos en las carnes blancas como el pollo y el pavo, con menor cantidad de grasa y alto valor biológico. El salmón es rico en ácidos grasos Omega 3, vitamina D y calcio, indispensables para cuidar los huesos a esta edad.

Por otra parte, sería beneficioso reducir la cantidad de dulces, harinas refinadas y alcohol que consumimos a lo largo del día. Estas sustancias disparan los niveles de insulina, relentizan las funciones renales (en el caso del alcohol) y propician la acumulación de grasa en la zona del vientre.

¡Depura tu organismo de toxinas! Hazte el propósito de consumir cinco raciones de frutas y/o verduras al día y dos o tres raciones de legumbres a la semana. Estos alimentos nos proporcionarán la cantidad de fibra que necesitamos para limpiar nuestro colon. Si te cuesta comer verduras cocinadas en la sartén o al vapor, también puedes prepararlas en licuados o cremas frías. Lo importante es incrementar su ingesta.

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Otro consejo que suele dar buen resultado es sustituir el arroz y la pasta de siempre por sus versiones integrales. Son igualmente apetitosas y favorecen el tránsito intestinal. También puedes agregar una cucharada de salvado de avena a tus recetas, yogures y postres. Además de ser rica en fibra, tiene un alto contenido en vitamina E que mantiene tu piel suave y elástica.

No te olvides de beber al menos litro y medio de agua al día. Es imprescindible para evitar el envejecimiento celular por deshidratación.

Practica ejercicio

El metabolismo se vuelve más lento y necesitamos aumentar nuestro gasto energético incrementando el nivel de actividad física.


Por todos es sabido que para quemar calorías lo más aconsejable es practicar ejercicio de tipo cardiovascular y de bajo impacto. Sin embargo, no podemos olvidarnos de hacer algunos ejercicios de fuerza con cargas moderadas y series de 15-20 repeticiones. Necesitamos trabajar nuestra musculatura para evitar la flacidez y los problemas articulares que suelen presentarse como consecuencia de la atrofia muscular.

Lo idóneo sería apuntarnos a un gimnasio y seguir una rutina de fitness personalizada, pero si esto no es posible procura al menos llevar una vida más activa: caminar, montar en bici, bailar… En definitiva no pasar todo el día sentada.

Estimulantes naturales

En tu herbolario o parafarmacia más cercana encontrarás algunos preparados cien por cien naturales que pueden ayudarte a mejorar el rendimiento de tu metabolismo. Por ejemplo el té verde además de ser uno de los antioxidantes naturales más poderosos que existen, incrementa hasta un 4% el gasto energético de nuestro metabolismo basal. Otras sustancias como el alga fucus nos ayudan a controlar la retención de líquidos, combate el estreñimiento y acelera ligeramente el metabolismo.

Recuerda con todo que el mejor ingrediente es tu fuerza de voluntad. ¡Tú puedes conseguirlo!