Por todos es sabido que exfoliar la piel con frecuencia favorece la oxigenación celular. Pero hasta el momento desconocíamos que el peeling también puede convertirse en una poderosa arma contra el cáncer de piel.



La Academia Española de Dermatología y Venererología (AEDV) afirma que haciéndonos un peeling con regularidad estaremos aumentando las defensas contra este tipo de tumor. Y es que las cifras ponen los pelos de punta. En el futuro, una de cada cinco personas en Europa desarrollará un melanoma según indican los estudios. ¿Podría convertirse el peeling químico, junto con la fotoprotección, en una de las principales medidas preventivas contra esta enfermedad?

Julián Conejo – coordinador de la última campaña contra el cáncer de piel organizada por la Academia Española de Dermatología – dice que «La población ignora que cada día, en la playa o en el campo, cualquiera de nosotros fabrica un cáncer de piel, debido a la mutación en las células epidérmicas inducida por la radiación UV. Pero la proteína p53, vigilante inmunológico, destruye el inicio de ese cáncer».

“Las estrategias para evitar el cáncer de piel van a cambiar en el futuro próximo, ya que será igual de obligado el uso de protección solar como la aplicaciones de cremas o geles de efecto peeling”, asegura Conejo.

Estimulando la producción de esta proteína impediremos que las células cancerígenas nos invadan. La revista Journal Watch Dermatology publicaba recientemente un artículo en el que se explicaba cómo los peelings activan este «escudo protector» obligando a la piel a renovarse con mayor rapidez (naturalmente lo hacemos cada 60 días).

¿Qué tipo de peeling usar?

La palabra inglesa «peel» significa pelar.

El uso de los peeling como tratamiento estético es muy antiguo. La reina Cleopatra usaba exfoliaciones con polvo de alabastro y se bañaba con leche de burra (contiene alfahidroxiácidos, como el ácido láctico). En el siglo XX llegó la dermoabrasión a base de punta de diamante pero fue a finales de siglo cuando se empezaron a emplear sustancias químicas. Entre los años 50′ y 80′ se recurría a peelings químicos muy agresivos a base de fenol, que requerían de ingreso hospitalario. Luego se sustituyeron por otras sustancias como el ácido salicílico, el ácido glicólico, láctico o retinoico. Son los llamados «exfoliantes blandos» que logran resultados casi idénticos con menor agresión. Aún así «Deben ser realizados por el dermatólogo, ya que cada tipo de piel necesita uno concreto. Aunque después se los puede aplicar el paciente en crema de uso diario en casa. Se deben repetir cada uno o dos meses. Pero hay que evitar el verano, ya que cualquier irritación puede acabar convirtiéndose en una mancha por culpa del sol» – explica Conejo.

¿Y qué podemos decir sobre los cosméticos de uso doméstico con efecto peeling?

«Cualquier mujer utiliza cremas para cuidar su cara que contienen ácidos de efecto peeling (glicólico, ascórbico, retinoico, etc.). Pero lo realmente importante de estos tratamientos es que, al obligar a cambiar su piel más rápidamente –lo que hace la propia naturaleza cada 60 días, el peeling lo hace en tres–, estamos activando la p53»– prosigue el dermatólogo.

En cuanto a la exoliación mecánica o de arrastre (las células muertas se eliminan por fricción), si se realiza de forma intensa podría tener efectos similares al peeling profundo. Aún así, la ventaja de realizar ocasionalmente un peeling en consulta es que «cuando se realizan en consulta hay un seguimiento médico, lo que facilita el control de las lesiones precancerosas, que en su fase inicial son de fácil tratamiento».

Sin embargo, no todos los expertos comparten esta teoría. Para el doctor Antonio Campo Voegeli, dermatólogo del Hospital Clínic de Barcelona, es cierta sólo en parte: «Debemos ser cautos, pues puede llevar a la falsa idea de que disponemos de una cura milagrosa para el cáncer: los peelings químicos, e incluyo a los láseres ablativos (O2, erbio), por su efecto de eliminación de las células dañadas y su regeneración a partir de otras nuevas, pueden contribuir a hacer desaparecer algunas lesiones precancerosas. Pero existe un daño acumulado en la piel expuesta al sol que es imposible eliminar».

La piel tiene memoria. Esto quiere decir que inevitablemente, abusar del sol en el pasado crea unas secuelas que permanecen en las capas más profundas donde son imposibles de eliminar. Las queratosis actínicas tienen un 20% de posibilidades de convertirse con el tiempo en cáncer de piel. Por esta razón, la fotoprotección solar sigue siendo una medida imprescindible.

La comunidad científica está de acuerdo en que nunca una exfoliación puede sustituir a la protección contra los rayos ultravioleta, especialmente si nos hemos expuesto a un peeling ya que la piel queda extremadamente fotosensible.

Los peeling no bloquean los rayos solares como una crema con SPF, pero evitan el efecto cancerígeno que suponen las radiaciones ampliando las defensas que posee nuestra piel.

El doctor Campos también es partidario del uso de antioxidantes orales que contengan resveratrol o betacarotenos ya que protegen parcialmente la piel contra la acumulación de radicales libres.