Las mejores esteticistas saben que el secreto de unas uñas fuertes y cuidadas consiste en una serie de pasos previos a la aplicación del esmalte y secado.

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Solamente necesitas los utensilios adecuados y prestar algo de atención a los detalles.

Los preparativos

Antes que nada, necesitas limpiar bien las uñas y limarlas. Utiliza un quitaesmalte que no contenga acetona ya que este producto tiende a deshidratar las uñas. Una buena opción son las toallitas quitaesmalte sin acetona ya que limpian pero no resecan la cutícula.

El siguiente paso es darle forma a las uñas. Es mejor limarlas que cortarlas. Lima siempre tus uñas en la misma dirección para evitar que se debiliten y se rompan.

Es importante saber elegir el tipo de lima en función de nuestras necesidades. Las más profesionales son las de vidrio templado. Luego están las acolchadas, que son básicamente unas limas multiusos capaces de limar, alisar, pulir y dar brillo a la uña. Por último, tenemos las limas de cartón de toda la vida, las de fibra de vidrio o zafiro. Son inferiores a las anteriores pero cumplen su función.

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Una vez hecho esto debemos blanquear las uñas. Lo haremos utilizando un cuenco de agua templada al que añadiremos media cucharadita de bicarbonato. Sumerge tus uñas durante cinco minutos y exfolía después la superficie empleando un cepillo para uñas.

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Con estos pasos previos tus uñas estarán listas para aplicar el esmalte o brillo. Sólo necesitas retirar las cutículas con un palito de naranjo e hidratar tus manos y uñas. Ten en cuenta que debes esperar unos minutos a que la crema de manos se absorba por completo ya que si la superficie de la uña está grasosa, el esmalte no se fijará bien.

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