El aloe vera es una de las plantas con más aplicaciones medicinales y cosméticas que existen. Tiene propiedades antiinflamatorias, analgésicas, laxantes, desinfectantes y cicatrizantes.

Gracias a su alto contenido en vitaminas, fitoesteroles, mucílagos y taninos, podría considerarse un auténtico elixir de la Naturaleza para cuidarnos por dentro y por fuera.

La parte del aloe vera donde se concentra mayor cantidad de principios activos, es en el interior de la pencas, donde encontraremos una sustancia de textura gelatinosa. Si cultivamos el aloe vera en casa debemos extraer sólo esta parte de la planta, es decir, su gel. En cambio si lo compramos en una tienda de productos ecológicos, debemos asegurarnos de adquirir gel puro de aloe vera (en este caso tendrá una caducidad reducida).

El gel de aloe vera puede emplearse de forma externa para tratar quemaduras, mejorar la cicactrización de la piel, retrasar la aparición de arrugas en el rostro o eliminar hongos. Además tiene otros usos cotidianos muy interesantes; por ejemplo alivia la pesadez en las piernas cansadas, suaviza la piel después de la depilación y alivia los síntomas de inflamación producidos por la artritis.

Tomado en forma de gel o de zumo, el aloe vera está indicado en caso de: acidez estomacal, úlceras, inflamación del intestino, estreñimiento, colon irritable, etc.

En principio, el aloe vera es una planta muy suave que no suele generar problemas de ningún tipo, sin embargo en el caso de ingerirlo debemos tener ciertas precauciones y consultar a nuestro médico en el caso de embarazo y lactancia o si somos diabéticas.

¿Conocíais todas las virtudes de esta planta?