Uno de los productos cosméticos que no puede faltar en nuestro neceser si queremos lograr un maquillaje sofisticado es el iluminador.

Obviamente lo utilizaremos para aportar luminosidad a nuestro rostro y realzar aquellos rasgos que nos otorgan mayor expresividad. Para ello, debemos colocarlo sobre puntos estratégicos de nuestra cara, como los pómulos, la frente, el hueso de la nariz o el mentón.

Además de aportar luz al rostro, el iluminador sirve también para sustituir al corrector en algunas ocasiones. Por ejemplo, puedes contrarrestar la profundidad de los surcos nasogenianos aplicando un poco de iluminador sobre ellos y difuminando bien.

Algunos maquilladores recomiendan aplicar el iluminador antes que la base si es en crema para que se difumine mejor, y aplicarlo por encima si es en polvo (el efecto sería mucho más sutil).

Por último, puedes completar tu look matizando los brillos con un poco de polvo volátil y colocando un poco de colorete sobre las mejillas para resaltar aún más los pómulos.