Muchos de los rituales de belleza que llevamos a cabo a día de hoy proceden del mundo antiguo. Por ejemplo, el uso del agua de rosas como tónico facial ya era empleado en el Antiguo Egipto por Cleopatra, a quien le debemos otros tratamientos como las mascarillas de miel o el baño de leche como recurso para mantener nuestra piel brillante y suave. Esto no hace sino demostrar que muchas de las novedades que aparecen en el mercado no son tal cosa, algo que se puede extender a otros ámbitos. Pero no solo vivimos de remedios milenarios sino que el avance tecnológico en el campo de la investigación ha permitido descubrir nuevas propiedades en elementos que jamás pensábamos que pondrían tenerlas. Como diría César, el aliado de la bella Cleopatra, alea iacta est, locución pronunciada durante las celebraciones de la Saturnalia, y es que ya estamos expuestos a lo último en tratamientos de belleza: la leche de cucaracha.

Desde hace un par de años se viene hablando de la leche de cucaracha como uno de los alimentos del futuro. Esto es resultado de que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtiera que es necesario comenzar a incluir los insectos en nuestras dietas con el fin de paliar la incipiente hambruna que se está desarrollando en pleno siglo XXI en cada vez más lugares del planeta. Considerados como manjares en algunas culturas, los insectos todavía no han llegado a Occidente en forma de comida aunque no tardarán en hacerlo. En el caso de las cucarachas, esta nueva vía de investigación como posible alimento se debe principalmente a que la leche de la variedad Diploptera punctata tiene cuatro veces más valor proteico que la leche de vaca. Convencidos de que será un producto revolucionario como alimento los investigadores han ido más y las cucarachas han llegado hasta el sector de la cosmética.

¿De qué manera nos puede beneficiar el consumo de leche de cucaracha a nivel estético? Pues en concreto ayuda a tener un pelo radiante y unas uñas más sanas y fortalecidas. ¿Cómo? Para poder lucir una melena sedosa, brillante y que quite el hipo así como unas uñas fuertes y sin fisuras necesitamos que nuestro cuerpo se abastezca de determinados nutrientes, como lo son las proteínas y las grasas. Como os contábamos, la leche de cucaracha tiene cuatro veces más proteínas que la de vaca además de una gran cantidad de grasas por lo que se posicionaría como una bebida recomendada en todos los tratamientos de belleza relacionados con el cuidado del cabello y las uñas.

Suena algo repugnante el levantarte por la mañana y tomarte un buen vaso de leche de cucaracha frío de desayuno, pero cosas más raras se han visto. Un ejemplo de lo más cercano son los caracoles, que además de ser un manjar de la cocina francesa la baba que van dejando tras de sí ayuda a eliminar las estrías, cicatrices y arrugas. Algo similar que lo que se consigue con el veneno de serpiente del que ya os hemos hablado.

La pregunta ahora es, ¿cómo se consigue la leche de cucaracha? Lo primero que debemos dejar claro es que no se trata de una leche tal y como nos la imaginamos sino de un líquido que la cucaracha segrega y pasa a formar parte del organismo de la cría. Parece lógico pensar que, teniendo en cuenta que las cucarachas son insectos asociados a lugares sucios y en malas condiciones de salubridad, este líquido no pueda ser consumido directamente sin ser tratado ya que podría ser tóxico para el organismo humano. Es por ello por lo que los investigadores están trabajando ahora en aislar el gen del cristal de la proteína de este líquido para recrearlo de manera artificial en un laboratorio.

Si todo sale bien y finalmente la investigación da sus frutos, tendremos que añadir la ingesta de leche de cucaracha a nuestra rutina beauty. Todo sea por una melena digna de anuncio.