Es normal que en los días de mucho calor o si pasamos demasiado tiempo de pie, las piernas se hinchen. Nada mejor que ponerlas en alto después de una larga caminata para sentir alivio. Sin embargo, si estos síntomas son persistentes, conviene no despistarse, ya que podríamos estar ante un problema circulatorio crónico.

La insuficiencia venosa crónica (IVC) consiste en una deficiente circulación de retorno de la sangre hacia el corazón. Esta mala circulación provoca a su vez la acumulación de líquido en las piernas, generando sensación de pesadez y otras molestias.

Según datos del Capítulo Español de Flebología, los síntomas de la IVC afectan al 30% de los españoles (unos 15 millones de personas), pero el 60% de los casos no están diagnosticados.

La incidencia de esta patología aumenta con la edad, de forma que a partir de los 50 años la mitad de la población la padece. Muchas veces las personas pasan por alto sus síntomas ya que no representan un problema grave de salud. Sin embargo esta enfermedad vascular resta calidad de vida a quienes la padecen, siendo un problema sanitario de primera magnitud.

Con motivo de la publicación de los resultados del II Estudio CinfaSalud, dedicado a las «Percepciones y hábitos de las mujeres españolas en relación a la salud de sus piernas y la IVC», realizado por Cinfa, el experto médico de la compañía, el doctor Eduardo González Zorzano, realiza un decálogo de consejos para mejorar la circulación venosa y aliviar sus síntomas.

«Existen algunos hábitos o consejos que, incorporados al día a día, pueden ayudar a aliviar los dolores y la sintomatología inherente a la IVC, permitiendo, de esta manera, llevar una vida más plena y saludable y ganando en calidad de vida», recuerda.

El informe, avalado por el Capítulo Español de Flebología y Linfología (CEFyL) de la SEACV, destaca que aunque los factores desencadenantes no pueden controlarse (causas genéticas, patologías, la edad), muchos otros pueden prevenirse con un estilo de vida adecuado, mediante dieta, ejercicio, y hábitos saludables.

Algunos de los mejores consejos serían:

  1. No permanezas largos períodos de tiempo de pie o sentada: cuando por motivos de trabajo o viajes largos debes permanecer mucho tiempo sentada, se recomienda usar un reposapiés. Mueve frecuentemente los pies y las piernas y trata de dar breves paseos.
  2. Piernas en alto: para reestablecer la circulación de retorno, túmbate y eleva las piernas por encima del nivel del corazón. En el caso de las embarazadas es aconsejable dormir sobre el lado izquierdo y colocar una almohada o cojín entre las piernas.
  3. Utiliza medias terapéuticas: no hacen milagros pero pueden ser un alivio en tu día a día. Debes elegir la talla adecuada.
  4. Sigue una dieta equilibrada y baja en sal: para fortalecer tus arterias y evitar la retención de líquidos.
  5. Bebe al menos litro y medio de agua al día: es fundamental para eliminar toxinas y mejorar la circulación de la sangre.
  6. Practica actividad física de forma regular: deportes como la natación, el baile o el ciclismo mantienen tu corazón activo y propician la circulación sanguínea.
  7. Ducha y masaje: aplica un chorro de agua fría en las pantorrillas en sentido ascendente para aliviar la sensación de pesadez. También ayudan los masajes con geles fríos desde el pie hasta la rodilla en sentido ascendente para activar el flujo sanguíneo.
  8. Evita las prendas muy ajustadas: dificultan el retorno venoso. Tampoco es aconsejable abusar de los tacones altos.
  9. Cuidado con el calor: las altas temperaturas favorecen la dilatación de las venas. Evita las fuentes de calor dirigidas directamente a las piernas (cera caliente, exposiciones solares prolongadas, sauna, etc.).
  10. Consulta a tu médico: no te automediques o recurras a la homeopatía para tratar los síntomas. Podría agravarse o pasar por alto otros problemas de salud de mayor importancia.

¿Cuáles son los síntomas de la IVC?

Para saber si se trata de una molestia puntual o sufres insuficiencia venosa crónica, debes prestar atención a los siguientes síntomas. Si sufres varios de ellos, deberías consultarlo cuanto antes con tu médico:

  • Dolor, hormigueo, pesadez y cansancio habitual en las piernas. «Estas molestias pueden distinguirse de otras porque se agudizan al estar en reposo y con el calor, y por el contrario disminuyen al levantar las piernas y con el frío», señala el informe de Cinfa.
  • Hinchazón de la parte inferior de las piernas y los tobillos, especialmente después de períodos prolongados de pie.
  • Calambres nocturnos o lo que se conoce como «síndrome de las piernas inquietas», lo que puede dificultar la conciliación del sueño y el descanso.
  • Sensación de calor, enrojecimiento, sequedad y picor constante en la piel, que puede ser debido al exceso de sangre retenida provoca un aumento de la temperatura.
  • Arañas vasculares o telangiectasias y varices reticulares
  • Varices o venas varicosas, que es el signo clínico más conocido.
  • Alteraciones cutáneas de la piel producidas por la mala circulación: dermatitis, eccemas, hiperpigmentaciones, etc.
  • Úlceras venosas, las cuales suponen el estadio más avanzado de la enfermedad.
  • Y, a medida que la enfermedad progresa, se puede producir hinchazón en los tobillos y piernas (edema), coágulos en las varices (varicoflebitis), o hemorragia por rotura de las varices (varicorragia).