Hoy 17 de octubre se celebra el Día Mundial del Dolor, promovido por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). La campaña de este año se centra en la difusión de estrategias de prevención del dolor entre investigadores, médicos y pacientes.
Por desgracia, en el mundo existen millones de personas que sufren dolor a diario y no reciben tratamiento por falta de acceso a la atención sanitaria o por desconocimiento de una solucción efectiva para el tipo de dolor que padecen. La OMS considera el dolor crónico como la mayor amenaza para la calidad de vida a nivel mundial.
La prevalencia del dolor crónico es muy elevada.
El dolor puede ser agudo o crónico y este último es el que más impacto genera en la salud pública, con una significativa repercusión económica y social. Es una de las causas que genera más consultas en atención primaria. La prevalencia en Europa se sitúa en el 19%, cerca de 75 millones de personas, y en España la cifra alcanza los 3 millones.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) en España un 32% de la población adulta padece algún tipo de dolor, de los cuales el 11% experimenta dolor de manera crónica (cuadros de dolor que duran más de seis meses).
Como explica el doctor Alan Luis Juárez-Belaúnde, Coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN), «existen distintos tipos de dolor que tradicionalmente englobamos en tres grandes grupos»:
- Dolor nociceptivo: es el causado por la activación de los receptores del dolor en respuesta a un estímulo. En otras palabras, es el dolor que sentimos cuando nos lesionamos y se inflama alguna parte de nuestro cuerpo.
- Dolor neuropático: es un trastorno neurológico en el que las personas experimentan un dolor crónico intenso debido a que un nervio está dañado. Aparece por la presencia de una lesión o enfermedad del sistema nervioso periférico o central.
Además, tanto en términos de prevalencia como de intensidad, el dolor crónico es más habitual en mujeres que en hombres y el número de casos aumenta con la edad de los pacientes.
El dolor de cabeza supone el 50% de las visitas a atención primaria.
«En Neurología, el dolor reconocido como primera causa de visita a nuestras consultas externas es la cefalea, aunque también se puede expresar en casi todas las patologías neurológicas: neuropatías, trastornos desmielinizantes, enfermedad de Parkinson, demencias, en algunos síndromes epilépticos, en enfermedades cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos, procesos tumorales, encefalopatías, entre otros» – señala el doctor Juárez-Belaúnde.
«Pero además se estima que un 25% de las consultas por dolor en atención primaria pueden estar relacionadas con pacientes que padecen dolor neuropático» – añade.
La SEN estima que hasta 3 millones de españoles pueden padecer este tipo de dolor que por sus características fisiopatológicas y por la ausencia de respuesta de más del 50% de los pacientes al tratamiento inicial, tiende a cronificarse. A pesar de que en los últimos años se han producido grandes avances en cuanto a tratamientos, muchas veces estos no son bien tolerados por el paciente y el dolor se hace refractario a cualquier tipo de tratamiento.
Dolor neuropático: el peor de todos.
Por su enorme complejidad fisiopatológica y por las graves implicaciones que genera en la calidad de vida de los pacientes, el dolor neuropático se considera uno de los peores dolores. Alrededor de un 70% de las personas afectadas por esta condición pueden llegar a presentar algún tipo de trastorno psiquiátrico, sobre todo de tipo ansioso-depresivo o trastornos del sueño.
Además, la pandemia ha empeorado más si cabe la calidad de vida de los pacientes con dolor crónico. La Sociedad Española del Dolor, hace unos meses, señalaba que la situación de confinamiento del año pasado ha generado que el 59,4% de las personas que viven con dolor crónico en España hayan presentado un empeoramiento de su condición. Esto se debe a un déficit en la atención primaria ya que los diagnósticos tardíos pueden influir en la cronificación de los síntomas. Por otra parte, estarían las secuelas aún poco estudiadas que padecen algunas personas tras ser diagnosticadas de COVID-19 y que en algunas ocasiones generan dolor neuropático.
«Aunque aún estamos aprendiendo sobre las consecuencias de la pandemia en este área, parece ser que el Covid-19 ha generado, al igual que otras secuelas neurológicas más conocidas, afectación de dolor neuropático» – subraya el doctor Alan Luis Juárez.