jabones artesanos


Una de las formas más sencillas y naturales de hidratar tu piel diariamente comienza en la ducha. No solamente se hace necesario extender una buena crema hidratante después de lavarnos, sino que tu jabón o gel de ducha habitual debe ser específico para el PH de tu piel y tener nutrientes y humectantes que la suavicen, combatiendo así la pérdida de elasticidad y firmeza.

Muchos de los jabones que podemos encontrar actualmente en el mercado, satisfacen estas necesidades de hidratación, pero están formulados a base de químicos y de sosa caústica, producto al cual son alérgicas algunas personas y que puede provocar irritaciones o sequedad en la piel. En nuestro artículo de hoy te informaremos sobre qué tipo de jabones ecológicos existen en el mercado, cuál es el más indicado para tu tipo de piel y te enseñaremos también a preparar tus propios jabones caseros sin sosa, solamente a base de hierbas medicinales.

¿Por qué elegir jabones naturales para cuidar mi piel?

Porque los jabones artesanales son de mejor calidad que los industriales y te aportan otros beneficios; por ejemplo:

  • Son más suaves y al ser 100% naturales y carecer de componentes químicos, no producen reacciones alérgicas.
  • Las materias primas naturales usadas en su elaboración como hierbas o aceites vegetales, no son aisladas sino que se incorporan de forma íntegra aumentando su capacidad de nutrir la piel.
  • No son agresivos, respetan el PH natural de tu piel (el manto ácido que constituye su defensa natural contra las agresiones externas) y están especialmente indicados en casos de sensibilidad, psoriasis o dermatitis atópica.
  • No contienen grasas de origen animal, que pueden taponar los poros y que además no son aceptadas por algunas personas por motivos éticos.

¿Qué ingredientes naturales tienen los jabones artesanales?

No hay una fórmula específica aunque todos comparten ciertos aspectos en su forma de elaboración. Los jabones ecológicos suelen estar hechos a base de jabonera en lugar de sosa o potasa. La jabonera es una planta de la familia de los claveles muy utilizada en fitoterapia y que crece desde la primavera hasta finales del verano, destacando por sus hermosas flores en color rosa pálido. La jabonera se ha utilizado desde la Antigüedad para lavar por su alto contenido en saponinas, un tipo de glucósidos que tienen la propiedad de producir espuma en contacto con el agua y que están presentes en menor medida en otras plantas como el ginseng, la alfalfa, la yuca o la sábila.

Además pueden llevar otro tipo de hierbas y de aceites esenciales como el aceite de rosa de mosqueta, el aloe vera, el aceite de oliva, la caléndula, el aceite de almendras dulces, lavanda, uva, lodos marinos, extracto de fucus, aceite esencial de ciprés, aceite esencial de limón, hiedra, germen de trigo, rosa o laurel…

La elección de sus componentes depende en definitiva de las necesidades específicas de tu piel aunque todos ellos cumplen la función de humectarla y limpiarla. En el siguiente apartado te contaremos cuáles son los jabones artesanales más comunes del mercado y cómo elegir el más indicado según tu tipo de piel.

¿Qué jabón elegir según mi tipo de piel?

No todos los jabones naturales son iguales a pesar de que todos cumplen una función higienizante, limpiando la superficie de la piel de la capa de células muertas, sudor y secrecciones sebáceas que se depositan diariamente. A parte de esto, existe una gran variedad de posibilidades tanto en los formatos de presentación como en su composición.

Una de las características de los jabones artesanales es que no utilizan sebo o grasa animal y tienen un PH similar al de la propia piel (entre 5 y 7) por lo que no resecan tanto la epidermis. En su composición, se priorizan las funciones terapéuticas frente a otros aditivos como el aroma, el color, la consistencia o la espuma.

Dos de los ingredientes básicos son el potasio y el sodio, potentes bactericidas que garantizan una buena higiene.

El hecho de que un jabón sea más o menos espumoso no es sinónimo tampoco de que limpie más. Los jabones naturales más comunes tienen, como dijimos, una base de sodio o potasio y están indicados para todo tipo de pieles, aunque, si tienes la piel seca o estropeada, te recomendamos usar jabones artesanales humectantes con base de aceites vegetales como el aceite de oliva, el aceite de avellana y otros.

Si tu piel es muy sensible, los jabones ecológicos te ayudarán con tu problema ya que como sabéis, la piel sensible es mucho más fina y se ve más afectada por las agresiones externas como el sol, las bacterias y la polución. Lavarla a menudo es imprescindible con el fin de evitar la acumulación de bacterias y células muertas, pero es importante que tu jabón habitual respete el PH de tu piel ya que es una de las pocas barreras naturales de defensa de la que dispone. Los jabones naturales respetan al máximo el PH y algunos de ellos tienen en su composición aguas termales o plantas como el aloe vera que tienen sobre la piel un efecto calmante.

Para la piel grasa, es recomendable elegir jabones ecológicos libres de aceites o que contengan cítricos con efecto astringente. Los jabones de glicerina también son aconsejables para la piel grasa ya que regulan las secrecciones sebáceas. Normalmente, en preparaciones artesanales, los jabones de glicerina contienenextractos vegetales que ayudan a cerrar el poro frenando la aparición de acné o de puntos negros, aunque, si tienes muchos granitos no te servirá solo con cambiar tu jabón o gel de ducha habitual sino también exfoliar tu piel frecuentemente y cuidar tu alimentación.

A continuación, te contaremos cuáles son los jabones artesanales que puedes encontrar con frecuencia en tu herbolario o tienda de cosmética natural y qué propiedades tienen para cada tipo de piel:

  • Jabones de alepo: son ideales para pieles secas y con tendencia a desescamarse.
  • Jabones de algas: tienen un efecto reafirmante y son ideales para pieles maduras o para personas que sufren flacidez.
  • Jabones de aloe vera: regeneran la piel además de suavizarla e hidratarla. Son especialmente útiles en casos de quemaduras, soriasis o acné.
  • Jabones de arcilla: tienen propiedades astringentes y antiseborreicas por lo que están especialmente indicados para pieles grasas y con tendencia al acné.
  • Jabones de argán: por su alto contenido en vitamina E, ayudan a combatir los radicales libres y el envejecimiento prematuro de la piel.
  • Jabones de avena: son purificantes y especialmente indicados para pieles sensibles.
  • Jabones de caléndula: tienen un efecto antiinflamatorio y calmante, ideales para tomar una ducha con ellos después de exponerte al sol.
  • Jabones de cáñamo: suavizan e hidratan en profundidad.
  • Jabones de chocolate: reafirman e hidratan la piel evitando la aparición de estrías. Su aroma es envolvente y delicioso.
  • Jabones de coco: hidratan la piel en profundidad y su perfume tiene propiedades afrodisíacas.
  • Jabones de jojoba: contienen una gran cantidad de vitaminas y antioxidantes. Ayudan a prevenir el envejecimiento cutáneo.
  • Jabones de karité: tienen un alto poder nutritivo, regeneran las estructuras dañadas, mejoran la elasticidad y previenen la aparición de arrugas.
  • Jabones de leche: existen muchas variedades, desde el llamado «jabón egipcio» que se elabora desde antiguo con leche fresca de cabra y aceite de oliva, a los jabones de leche y miel que aportan una suavidad única. Son ideales para tratar pieles alérgicas o con soriasis por su poder antiséptico; también evita la aparición de arrugas por su alto contenido en vitamina E, un potente regenerador celular.
  • Jabones de limón: tienen propiedades tonificantes y astringentes por lo que están especialmente indicados para pieles grasas o personas con exceso de sudoración. Atenúan las manchas de la piel si su uso es constante, y dejan un fresco aroma en toda su superficie.
  • Jabones de mandarina: se obtienen mediante la presión de sus cáscaras. Su delicioso aroma actúa como un relajante, liberando la fatiga y el estrés. Además, previenen la aparición de estrías.
  • Jabones de oliva: tienen propiedades humectantes y bactericidas. Son obtenidos mediante presión al frío manteniendo intactos sus nutrientes. Tratan todo tipo de afecciones en la piel y por su suavidad pueden ser utilizados hasta para bebés.
  • Jabones de propóleo: tienen un efecto bactericida y propiedades cicatrizantes.
  • Jabones de vainilla: tienen propiedades antisépticas y su perfume es afrodisíaco.

Preparando mis propios jabones.

Hoy en día, hay cada vez más personas que saben valorar las virtudes de la cosmética natural y compran estos productos tanto en herbolarios como en tiendas online. Pero si tienes tiempo para ello y te gustaría aprender a elaborar tus propios jabones, te daremos algunas recetas caseras muy sencillas (al igual que en su día os enseñamos a preparar vuestras propias sales de baño). ¡Apúntatelas y presume de una piel bonita durante todo el año!

Receta casera del jabón de avena

Necesitas:

Modo de preparación:

Ralla el jabón neutro y viértelo en un recipiente resistente al calor.

Vierte agua sobre el jabón hasta cubrirlo por completo y ponlo al baño maría a una temperatura tibia. Remueve constantemente hasta que el jabón se derrita formando una pasta homogénea.

Incorpora la avena poco a poco sin dejar de remover, hasta obtener una pasta consistente.

Retira el recipiente del fuego y deja que se enfríe. Una vez que esté tibio (así es más maleable la pasta), forma bolitas y colócalas en una bandeja. Cuando se enfríen puedes llevarlas a tu cuarto de baño. Este jabón es excelente para las pieles grasas.

Receta casera del jabón de canela

jabón de canela

Necesitas:

Modo de preparación:

Derrite a fuego lento en una cacerola el jabón de glicerina. Una vez que esté líquido, retíralo del fuego y mézclalo con la canela en polvo y el aceite esencial de canela. Vierte el contenido en un recipiente y espera 3 horas a que se enfríe. Una vez que esté completamente frío y sólido córtalo en varias onzas. ¡Te encantará su perfume!

Jabón líquido con hierbas campestres

jabón líquido

Necesitas:

  • 50 g de raíz jabonera
  • 1 cucharada de hojas secas de romero
  • 1 cucharada de hojas secas de salvia
  • 1 cucharada de hojas secas de abrótano
  • 1 litro de agua

Modo de preparación:

Coloca las hierbas y la raíz jabonera en un recipiente resistente al calor. Hierve el litro de agua y viértela en el recipiente. Tapa y deja reposar durante 45 minutos. Cuela la mezcla y una vez fría, embotéllala.

Jabón de plantas silvestres

Necesitas:

  • 1/ 2 taza de agua destilada
  • 1/ 2 taza de agua de flor de naranja
  • 1 cucharada de hojas de menta seca
  • 1 cucharada de manzanilla seca
  • 1 cucharada de pétalos de rosa secos
  • 1 cucharada de flores de naranjo
  • 1/ 2  jabón de glicerina
  • 1 cucharada de  aceite de ricino

Modo de preparación:

Mezcla el agua destilada y el agua de flor de naranja en un recipiente.

Colócalo en el fuego y llévalo a ebullición. Retíralo y añade la menta, la manzanilla, los pétalos de rosa secos y las flores de naranjo. Tápalo y deja que repose durante una hora.

Cuélalo y vuelve a recalentar la mezcla esta vez a temperatura tibia. Agrega poco a poco el jabón de glicerina y una vez que se derrita incorpora la cucharada de aceite de ricino.

Pásalo a un recipiente nuevo y deja que se enfríe.

Receta casera del jabón de leche y miel

Necesitas:

Modo de preparación:

Coloca la sosa en un recipiente resistente al calor y vierte un poco de agua sobre ella. Calienta esta mezcla al baño maría hasta formar una pasta homogénea. Retíralo del fuego y deja que se entibie. Antes de que se endurezca, incorpora los restantes ingredientes removiendo bien con una cuchara de madera. Una vez que la mezcla sea uniforme, deja que se enfríe completamente. Desmolda el jabón y córtalo en trozos.

Receta casera del jabón de vainilla y almendras

Necesitas:

Modo de preparación:

Muele las almendras en una trituradora hasta que se conviertan en polvo fino. Haz lo mismo con el jabón y coloca sus virutas en un recipiente resistente al fuego y agrega el agua destilada. Una vez que se disuelva por completo, retira la mezcla del fuego y agrega el polvo de almendras, el aceite de almendras y la fragancia de vainilla. Remueve bien y vierte la mezcla en un molde. Espera unas 5 horas a que se endurezca y, una vez que esto ocurra, desmóldalo y córtalo en trozos.