colores maquillaje


Muchas veces elegimos los colores de nuestras sombras de ojos, delineadores o pintalabios teniendo en cuenta criterios como la época del año, nuestro gusto personal o nuestro estado de ánimo. En maquillaje no hay nada escrito. Lo mejor es ir probando diferentes gamas de colores e innovar hasta encontrar los tonos con los que nos veamos más favorecidas.

Claro está, si quieres un resultado profesional, es importante que conozcas tu tipo de piel para aplicar los cosméticos que mejor te sientan, considerando también tu edad,  la ocasión para la que irás maquillada y el resto de tu vestuario y estilismo.

También es necesario dominar la técnica de aplicación de los productos, por ejemplo, cómo usar las sombras de ojos para iluminar y dar profundidad a la mirada. No es suficiente con tener buen gusto a la hora de elegir o poseer mucha imaginación. Unos buenos cosméticos en manos inexpertas, dirán poco o nada de su calidad. Si este es tu problema, te aconsejamos que te apuntes a un curso de maquillaje o veas muchos videotutoriales y practiques hasta dominar bien la técnica.

Teniendo ésto en cuenta, debemos de perderle el miedo a la paleta de colores y pensar que tal o cual tono no nos quedará bien. Es cierto que siempre es preferible regirnos por algunos parámetros. Por ejemplo, los maquillajes de día suelen ser menos cargados. En este caso, un maquillaje «nude» suele quedar bien tanto a rubias, como a morenas o castañas. Los tonos pastel también son ideales para llevar de día: si somos rubias elegiremos la gama de los azules y los rosas fríos mietras que a las morenas les quedan mejor los corales, los rosas salmón y, en definitiva, aquellos que tienen una base anaranjada.

Básicamente, los maquilladores distinguen entre dos tipos de colores:

  • Primarios: amarillo, rojo, azul, blanco y negro. No suelen faltar en la paleta de ningún maquillador profesional.
  • Secundarios: derivan de la mezcla de los colores primarios. Por ejemplo, el naranja, el verde o el violeta.

Tanto dentro de los colores primarios como de los secundarios, existe una gama infinita de tonalidades (por ejemplo el azul puede ser celeste, azul cielo, cobalto, turquesa, etc.).

En los maquillajes convencionales, el maquillador trabaja con la armonía del color. Por lo general, en las sombras de ojos se manejan como máximo tres tonos: uno oscuro, uno medio y otro claro que se sitúa bajo el arco de la ceja (aunque en los maquillajes arabescos y los «smoky eyes» pueden utilizarse hasta 4 ó 5 tonos de sombras diferentes).

Para aplicar las sombras es necesario difuminar los colores, degradarlos, por así decirlo, para que no se note el corte entre ellos. Teniendo en cuenta esto, si partimos de un color secundario, por ejemplo el violeta, podemos optar por hacer un degradado hacia el azul pastel como tono más claro si somos rubias o tenemos los ojos claros o hacia el rosa pastel si somos castañas.

De todos modos, como te mencionamos antes, la estrategia es ir probando hasta conseguir aquel efecto que a nosotras nos guste.

En los maquillajes dramáticos o de fantasía, esta teoría cambia pues no se trabaja con la armonía del color sino que se busca un impacto visual. En este caso, no importa tanto que los colores se fundan completamente o usar combinaciones llamativas como el amarillo y el rojo, el verde y el naranja, etc.

Por último, a la hora de maquillar la boca, debemos tener en cuenta que si hemos recargado nuestra mirada, es mejor dejar los labios en un segundo plano o a la inversa.

Para chicas atrevidas, mezclar colores fríos y cálidos y para las más románticas y discretas, elegir un labial de un tono parecido a tu sombra de ojos.