¿Eres de esas chicas que no salen a la calle sin un par de zapatos de tacón?


Realmente no es el calzado más cómodo del mundo pero unos bonitos zapatos de tacón nos apasionan a la mayoría de las mujeres: son super femeninos y nos otorgan por arte de magia esos centímetros de estatura que la Naturaleza nos ha negado a algunas.

El origen de los tacones es más antiguo de lo que creemos. En el Antiguo Egipto se recogen algunos grabados donde se representan a hombres y mujeres sobre zapatos elevados.

Pero se piensa que los primeros zapatos de tacón propiamente dichos, surgen en el siglo XV y su finalidad era adaptar correctamente el pie al estribo cuando se montaba a caballo. Así aparecen representados en algunos cuadros de Leonardo Da Vinci donde los jinetes (tanto hombres como mujeres) visten este tipo de calzado.

Se cuenta que en la boda de Enrique II de Francia y Catalina de Médici, la reina pidió que se le fabricasen unos zapatos de tacón alto para verse más estilizada. Llegamos así al momento en que los zapatos de tacón dejan de pertenecer exclusivamente al mundo de la hípica para convertirse en un elemento más de la moda. En 1660 un zapatero llamado Nicolás Lestage fue el encargado de diseñar unos zapatos de tacón para el rey Luis XIV. Madame de Pompadour era otra de las grandes adeptas dentro de la nobleza a esta moda, y se dice que ordenaba fabricar estas piezas en combinación con su vestuario surgiendo así, sin saberlo, la primera colección de zapatos conocida como «tacones pompadour».

Poco a poco, la moda de los tacones fue extendiéndose por Francia entre las clases altas de la sociedad. Sin embargo, con la llegada de la Edad Moderna quedaron en desuso entre el género masculino mientras que las mujeres continuaron usándolos hasta hoy en día.

Si alguna vez has utilizado zapatos de tacón (seguro que sí) y te resulta difícil guardar el equilibrio con ellos o pensabas que un hombre sería incapaz de llevarlos, ya sabes que este complemento tan sexy y popular entre nosotras era usado antiguamente por ambos sexos. ¿Te imaginas a los hombres de aquella época taconeando por las calles o los salones de París? Sería realmente algo curioso de ver.