Seguramente has escuchado muchas veces que la piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Consituye una barrera natural contra agresiones externas como los rayos ultravioleta, sustancias contaminantes, pero también contra enfermedades provocadas por agentes bacterianos y pequeños parásitos que habitan en cualquier lugar.


Aunque tu piel te proteja, en ocasiones también se debilita y es posible que aparezcan infecciones (la eczema es una de las más habituales), hongos o reacciones alérgicas ante algunos microorganismos. Estos síntomas son más frecuentes en las pieles sensibles aunque puede padecerlos cualquier persona.

Existen unas sustancias llamadas antisépticos. Suelen estar presentes en muchos medicamentos de preescripción dermatológica pero también aparecen de forma natural en algunos ingredientes totalmente orgánicos. Los antisépticos tienen propiedades bactericidas y germicidas: destruyen los parásitos impidiendo su proliferación.

Los antisépticos naturales de los que te hablaremos a continuación, son muy útiles para mejorar el estado de nuestra epidermis y fortalecer su capacidad de defenderse ante estos ataques. Sin embargo, si tienes alguna reacción alérgica o infecciosa grave, es aconsejable que acudas a tu médico ya que muchas veces los remedios naturales no son lo bastante eficaces para tratar enfermedades de la piel.

¡Aprovéchate de la ayuda que te brindan estas plantas y sustancias naturales en forma de mascarillas, tónicos y cataplasmas!

Miel

Un tesoro de la naturaleza para cuidar nuestra piel y tener un cutis fino y luminoso. Incorpórala a tus mascarillas caseras y además de prevenir la aparición de arrugas por su alto contenido en vitaminas y nutrientes, estarás protegiéndola contra los gérmenes que pueden acumularse en su superficie e infectar los poros, ya que la miel es un poderoso bactericida natural.

Ajo

Tiene propiedades fungicidas. Es ideal para curar los hongos que a veces se forman en la planta del pie. No debe aplicarse sobre el rostro sin embargo ya que produce picores por ser bastante fuerte.

Limón

Es astringente y germicida. Suele emplearse para desinfectar la piel cuando tenemos un brote de acné, aunque no debe abusarse de este remedio ya que produce sequedad. Tampoco es aconsejable tomar el sol después de aplicarnos limón o podrían aparecer manchas.

Tomillo y equinácea

Prepara una infusión de cualquiera de estas dos plantas y agrégala al agua de tu bañera. De este modo calmarás tu piel al mismo tiempo que la proteges contra la acción nociva de algunas bacterias.