Si este verano has decidido aprovechar parte de tu tiempo libre para ponerte en forma: ¡enhorabuena! La fuerza de voluntad es decisiva para lograr tus metas. Sin embargo, conviene tener en cuenta que a veces sin saberlo, nos ponemos ciertos obstáculos a nosotras mismas que nos impiden avanzar. ¡Conociéndolos sacarás mayor partido de tus entrenamientos y de tu sacrificio!
No definir tus objetivos
Definir, tonificar, hipertrofiar, aumentar tu resistencia… Nuestro entrenamiento debe estar enfocado a un objetivo o meta específica. Establece la tuya y deja que tu entrenador diseñe una rutina de ejercicios enfocada a tus necesidades.
No alimentarse bien
El mundo del fitness está rodeado de leyendas urbanas muy perjudiciales para la salud, como el mito de que es preferible ejercitarse en ayunas. Si seguimos este mal consejo, probablemente sufriremos una bajada de tensión mientras hacemos nuestros ejercicios.
Necesitas alimentarte bien antes y después de entrenar. Además, si no hemos ingerido la cantidad suficiente de hidratos de carbono, nuestro cuerpo sufre un proceso catabólico en el cual consume parte del músculo para lograr el aporte energético necesario para seguir manteniendo la actividad física. El mejor modo de remediarlo es un desayuno completo antes de sudar la camiseta.
Sobreentrenar
El descanso es fundamental para el crecimiento muscular. No deberíamos entrenar más de dos días seguidos el mismo grupo muscular. El sobreentrenamiento puede provocar a corto y largo plazo agotamiento (agujetas) o lesiones. Es mejor ir poco a poco y no forzar tus límites.
Seguir siempre la misma rutina
Si repetimos siempre las mismas actividades, además de aburrirnos mortalmente, nuestros músculos se «acostumbrarán» volviéndose menos receptivos al estímulo. Es conveniente cambiar nuestra tabla de ejercicios cada dos semanas.
Prescindir de los estiramientos
Es de vital importancia que estires tus músculos después de entrenar. Los estiramientos disminuyen la tensión muscular que puede ser causa de una lesión al retomar el siguiente ejercicio. Además, al elongar contribuimos a que el cuerpo reabsorba el acido láctico que se forma tras un esfuerzo y estimulamos la circulación sanguínea evitando el cansancio.
No protegerse
Antes de apuntarte a un gimnasio debes incluir en tu equipamiento unos guantes acolchados para proteger tus manos, un calzado deportivo adecuado y rodilleras en el caso de ser necesario.
No hacer pesas
Muchas mujeres centran sus rutinas de fitness únicamente en ejercicios aeróbicos como el spinning, la cinta o la elíptica. Aunque la actividad física de bajo impacto es la más indicada si tu objetivo es bajar de peso, es necesario practicar también ejercicios de peso o anaeróbicos para moldear tu cuerpo y combatir la flacidez. No tengas miedo a desarrollar excesiva musculatura levantando pesas, ya que esto no sucede en el caso de las mujeres.
Usar sólo máquinas
Son muy útiles si entrenamos solas ya que «dirigen» los movimientos del cuerpo obligando a ejecutar bien el ejercicio y minimizando el riesgo de lesiones. Sin embargo, usar sólo máquinas también tiene sus contras ya que anulamos la posibilidad de realizar otros ejercicios más completos y que reflejen los movimientos naturales del cuerpo que realmente utilizamos en nuestra vida diaria. Pide ayuda a tu entrenador e infórmate sobre las ventajas de los entrenamientos con peso libre.
Obsesionarse con una parte del cuerpo
Está bien querer mejorar nuestro físico con el deporte, pero debemos ser realistas: es casi imposible conseguir el cuerpo de otra persona. Nuestra estructura oseo-esquelética determina el ancho de nuestra cintura o de nuestras caderas, así como la predisposición genética a acumular grasa en determinadas zonas del cuerpo.
Uno de los mitos mitos más extendidos en el gimnasio es la posibilidad de aumentar el pecho con determinados ejercicios. Lo cierto es que el desarrollo de los músculos pectorales puede realzar un poco el seno en el caso de las mujeres que tienen muy poco pecho, o bien ayudar a evitar su caída. Pero cuando por diversas razones los senos ya presentan laxitud, ésta no puede corregirse mediante ejercicios ya que el desarrollo muscular nunca será tan evidente como para levantar un pecho caído.
Te recomendamos plantearte metas alcanzables y, sobre todo, priorizar tu salud y tu estado de ánimo a la hora de practicar deporte, antes que el físico.
No registrar tus progresos
¿Qué hay más gratificante que darnos cuenta de que nuestros esfuerzos cosechan sus frutos? Registra tus progresos semanalmente tomando las medidas de tu cuerpo: caderas, pecho y cintura. La báscula puede ser poco fiable ya que al ganar masa muscular podemos subir de peso aunque perdamos volumen. ¡La cinta métrica no te engañará!