Muchas personas se apuntan al gimnasio con el objetivo de tener un cuerpo trabajado, pero no todos lo consiguen o unos lo logran antes que otros. Además de la fuerza de voluntad y la predisposición genética, existe una clave para obtener resultados de forma rápida y segura: contar con la ayuda de un personal trainer.


Algunas veces no nos agrada el ambiente de los gimnasios, vemos que no avanzamos en nuestras rutinas y sentimos que nos quedamos estancadas. En estas situaciones, se agradece mucho disponer de apoyo y orientación profesional.

Olvídate de la típica imagen-cliché del personal trainer (tipo musculoso, con pocas neuronas y que toma suplementos alimenticios). Por el contrario, son auténticos expertos en fitness y nutrición que te ayudarán a alcanzar tu meta.

¿Cómo trabaja un personal trainer?

  • Diseña un programa de entrenamiento personalizado teniendo en cuenta tu edad, sexo, experiencia y lo más importante ¡tus objetivos!
  • Potencia tus virtudes mediante diferentes metodologías de entrenamiento, cambiando el tipo de estímulos que reciben tus músculos para que estos no se habitúen a realizar siempre los mismos ejercicios.
  • Te enseña a ejecutar correctamente tus rutinas, minimizando el riesgo de sufrir lesiones.
  • Te asesora nutricionalmente para que tu dieta sea balanceada y acorde a tu nivel de actividad física.
  • Es un gran motivador: resuelve tus dudas, hace que el ejercicio sea entretenido y dinámico…
  • Muchas veces los entrenadores personales están capacitados para atender a personas con necesidades especiales, por ejemplo, enfermos del corazón, con osteoporosis, artritis, diabetes, o víctimas de accidentes en procesos de rehabilitación.

Existen estudios que indican que tener un entrenador personal ofrece mejores resultados, entre ellos mayor fuerza, mayor intensidad en la ejecución de la rutina y una percepción de que se está trabajando con mayor esfuerzo.

Un error frecuente es llegar a pensar que cuando nos habituamos a una rutina y los ejercicios resultan fáciles de realizar, estamos preparados para entrenar solos y ya no necesitamos orientación. Es entonces cuando adoptamos malas posturas o tomamos cargas excesivas (aumentando el riesgo de sufrir lesiones) o, simplemente, caemos en el desánimo. Deja que tu entrenador personal continúe siendo tu mejor apoyo a la hora de supervisar las sesiones de ejercicios y monitorear tus progresos.

Ten en cuenta también que, al igual que resulta importante la asesoría de un entrenador personal, también debemos asegurarnos de que cuente con las acreditaciones necesarias que lo certifiquen como tal. De esta forma nos cercioraremos de que tiene los conocimientos y habilidades necesarias para dirigir nuestras rutinas sin poner en riesgo nuestra salud.