Las fórmulas farmacéuticas pueden ser sólidas (comprimidos, cápsulas), líquidas (lociones, jarabes, aerosol) o semi-sólidas (cremas, pomadas, ungüentos). En nuestro artículo de hoy hablaremos de estos últimos, los ungüentos, y te explicaremos cómo pueden ayudarte a cuidar tu piel.



Está claro que un ungüento tiene una composición semi-sólida pero ¿qué diferencia existe con respecto a las cremas o a las pomadas?

Básicamente la cantidad de agua que posee uno y otro. Un ungüento tiene muy poca cantidad de agua. Una pomada tiene algo más de agua que un ungüento pero menos que una crema cosmética. Esta última es, entre las fórmulas semi-sólidas, la que posee un mayor porcentaje acuoso (más del 50%) ya que es una emulsión o unión estable entre el agua, las grasas y los principios activos que contiene (por lo cual en su elaboración se dan dos fases: una acuosa y otra oleosa).

Pese a que las cremas gozan de mayor popularidad, los ungüentos son los preparados cosméticos más antiguos que se conocen. Eran ya utilizados por las mujeres del Antiguo Egipto para conservar una piel joven y bonita.

Actualmente existen en el mercado varios tipos de ungüentos: hidrófobos, hidrófilos y emulsificantes (clasificados así en función a su grado de afinidad con el agua). Muchos de estos productos comerciales contienen parafinas (un derivado del petróleo que puede producir alergias), lanolina (grasa natural de origen animal) y cera de abejas.

Elaborar nuestros propios ungüentos de forma casera y natural nos reporta grandes beneficios. Los ungüentos forman una película oclusiva sobre la epidermis que impide la evaporación del agua. Gracias a esta característica, la piel se mantiene hidratada durante más horas y los principios activos que contiene son absorbidos de forma gradual.

Por este motivo, los ungüentos están especialmente indicados para las pieles muy secas, descamativas o con psoriasis ya que evitan que se pierda la humectación natural por la agresión de los factores ambientales (clima, polución, etc.). También pueden ser muy útiles para tratar la sequedad de los codos y los talones.

Para preparar ungüentos de forma casera necesitas calentar al baño maría la planta o plantas elegidas en el aceite base durante 20-30 minutos, colarlas y luego añadir cera de abejas o alguna grasa animal.

Preparar un ungüento con aceites esenciales

Necesitas:

Paso a paso:

Calienta el aceite vegetal con la cera de abejas al baño María. Corta la cera finita para disolverla mejor. Remueve contínuamente con una espátula de madera.

La cantidad de cera y de aceite dependerá de si quieres un ungüento más o menos fluido (para un litro de aceite se recomiendan unos 125 gr. de cera). Al cabo de un minuto verás la consistencia que va tomando.

Cuando hayas obtenido una pasta homogénea, retírala del fuego y deja que se entibie. Agrega entonces los aceites esenciales (unas 30 gotas por cada 100 ml.).

Una vez frío, envasa tu ungüento en un tarrito de vidrio limpio y seco. Puedes conservarlo entre 6 meses y un año (si lleva miel durará un poco menos).

Preparar un ungüento con hierbas

Necesitas:

  • 1/4 de taza de aceite de oliva: nos aporta vitaminas A, D, E y K.
  • Cera de abeja (1 ó 2 onzas).
  • Consuelda: acelera la regeneración celular.
  • Raíz de Malvavisco: rico en vitamina A y zinc.
  • Ajenjo: reduce la irritación.
  • Corteza de hamamelis; tiene propiedades astringentes y antiinflamatorias.
  • Miel de abeja pura: es antibacteriana y además suaviza la piel.

Paso a paso:

  1. Pesa las hierbas en una balanza (necesitas aproximadamente un cuarto de onza de cada una de ellas).
  2. Prepara una infusión al baño maría con el aceite de oliva y las hierbas. Cuando esté lista, deja que entibie y cuélala. De este modo habremos obtenido nuestro aceite de hierbas.
  3. En otra cacerola, derrite a fuego lento una o dos onzas de cera de abejas (dependiendo de la consistencia que desees). Mezcla la cera con el aceite de hierbas y remueve con una espátula de madera hasta que se integre bien (también puedes utilizar una batidora eléctrica).
  4. Deja que enfríe y añade la miel de abeja. Vuelve a remover de nuevo la mezcla y, finalmente, envasa tu ungüento en un frasco de vidrio.

Esta receta está especialmente indicada para mejorar el aspecto de las cicatrices o de las quemaduras aunque puede utilizarse en cualquier tipo de piel.

Te recomendamos etiquetar todas tus cremas y ungüentos una vez envasados, indicando las fechas de elaboración para no confundirte.