La piel del ser humano se clasifica en diferentes tipologías, en función de sus características y requieren un tratamiento específico para cubrir sus necesidades.



Piel normal o equilibrada

Se caracteriza por ser una piel fina, con brillo mate, carente de imperfecciones, tacto suave, soporta bien los jabones, resiste los cambios climatológicos, tiene textura regular y es flexible. Es el cutis menos frecuente en adultos, similar a la piel de un niño. Presenta poros diminutos y cerrados, que impiden la formación de espinillas e impurezas. No manifiesta descamación ni la consecuente sensación de tirantez. Las secrecciones sebáceas son normales, por lo cual, la piel está perfectamente protegida.

Tratamiento recomendado para mantener la tersura y suavidad del rostro:

  • Por la mañana limpiar la cara y el exceso de grasitud con una emulsión de limpieza.
  • Tonificar el cutis con una loción hidratante.
  • Luego aplicar una crema hidratante para la piel seca/sensible con vitamina A y E.
  • Por la noche, luego de limpiar y tonificar, cubrir el rostro con una crema nutritiva.
  • A partir de los 25 años aplicar en el cutis una crema rejuvenecedora y otra específica para el contorno de ojos.
  • Una vez por semana realizar una exfoliación facial, siempre sobre el rostro húmedo para no dañar la piel.

Piel grasa y seborréica

Es una piel gruesa, de textura irregular, aparentemente sucia, aceitosa y muy brillante, especialmente en la zona T (frente, nariz y mentón), razón por la cual no mantiene bien el maquillaje. Las secrecciones sebáceas son abundantes. Se caracteriza por la presencia de poros dilatados, es propensa a los comedones o puntos negros, granos y espinillas. La ventaja de este tipo de piel es que envejece con mayor lentitud debido a que es más resistente a los agentes externos.

Requiere de una higiene escrupulosa además de un tratamiento permanente de hidratación. La exfoliación y el uso de mascarillas purificantes son excelentes agentes de control, tolera bien el jabón. No es conveniente, sin embargo, utilizar productos con fórmulas aceitosas.

Tratamiento recomendado para controlar la actividad de las glándulas sebáceas e hidratar la piel de forma adecuada:

  • Por la mañana, limpiar el rostro con un gel de limpieza
  • Tonificar el cutis con una loción astringente, para regular las secrecciones sebáceas.
  • Aplicar una emulsión hidratante para la piel grasa, para proporcionarle la humedad necesaria para que luzca fresca y limpia todo el día.
  • Por la noche, limpiar, tonificar y extender en el rostro una emulsión nutritiva con vitamina E.
  • A partir de los 30 años aplicar en el cutis una crema rejuvenecedora y otra específica para el contorno de ojos.
  • Una vez por semana realizar una exfoliación facial, especialmente en las zonas más grasas.

Piel mixta

Es una piel ligeramente aceitosa, brillante en la zona T (frente, aletas de la nariz, mentón) y presenta sequedad o normalidad en la zona central de la cara (mejillas y contorno de ojos). Asímismo, tiene una cierta tendencia a los puntos negros, tolera el jabón y resiste los cambios climatológicos.

Tratamiento recomendado para balancear la dualidad de las características de este tipo de piel:

  • Por la mañana, limpiar el rostro con un gel, emulsión o leche de limpieza.
  • Luego aplicar una loción astringente en la zona T y una hidratante en las mejillas.
  • Por la noche, limpiar el cutis, tonificarlo y aplicar una crema nutritiva rica en vitaminas.
  • A partir de los 30 años aplicar en el cutis una crema rejuvenecedora y otra específica para el contorno de ojos.
  • Una vez por semana realizar una exfoliación facial, enfatizando en las zonas más grasas.

Piel seca

Es una piel fina, sensible, delicada, áspera al tacto, brillo mate y de fácil descamación. La insuficiencia de sebo natural ocasiona la pérdida de elasticidad. Los poros son casi invisibles y se irrita con facilidad. Es poco resistente a los cambios climáticos. Presenta riesgo de quemaduras por exposición solar. Con la edad tiende a manifestar arrugas, pliegues y líneas de expresión.

Este tipo de piel como carece de la humedad necesaria, debe evitar el uso de jabones que incrementen la sequedad. La epidermis seca envejece con mayor rapidez, por este motivo es necesario incluir en la rutina diaria el uso de productos nutritivos y tensores.

Tratamiento recomendado para hidratar la piel y mantener su manto ácido protector:

  • Por la mañana, limpiar el rostro con una emulsión o crema de limpieza.
  • Tonificar el rostro con una loción hidratante descongestiva, como puede ser el agua de rosas.
  • Luego aplicar una crema hidratante con vitaminas E y A.
  • Por la noche, luego de desmaquillar y tonificar, aplicar una crema nutritiva o regeneradora.
  • A partir de los 25 años aplicar en el cutis una crema rejuvenecedora y otra específica para el contorno de ojos.
  • Una vez cada 15 días realizar una exfoliación facial, rebajándola con un poquito de agua para no dañar la piel.

Piel sensible

Se caracteriza por tener alta predisposición a padecer alergias o irritaciones cutáneas. La piel reacciona a ciertas comidas, productos, fragancias y rasurado, apareciendo sarpullidos o picores. Tiende a enrojecerse con la mínima exposición solar y con el calor. Suele producir en el rostro una sensación de tirantez si no se trata con los productos adecuados. Si tienes este tipo de piel, debes evitar el uso de fragancias  y colorantes en los productos cosméticos.

Tratamiento recomendado para hidratar y evitar la inflamación de la piel:

  • Por la mañana, limpiar el rostro con una emulsión o leche de limpieza.
  • Tonificar el rostro con una loción calmante descongestiva, que contenga malva o manzanilla.
  • Luego aplicar una crema hidratante con aloe vera y aceite de caléndula.
  • Por la noche, después de desmaquillar y tonificar, aplicar en el rostro una crema nutritiva o regeneradora.
  • A partir de los 25 años aplicar en el cutis una crema rejuvenecedora y otra específica para el contorno de ojos.
  • Una vez cada 20 días realizar una exfoliación facial suave, rebajándola con un poquito de agua para no dañar la piel.

Recuerda que, además de estos consejos e independientemente del tipo de piel que tengas, es imprescindible que priorices los cuidados de fotoprotección y sigas una dieta sana y equilibrada.