Nuestro cuerpo está sometido diariamente al ataque de dos tipos diferentes de toxinas: las que proceden del exterior y entran a nuestro organismo a través de los alimentos, el tabaco, el alcohol, los medicamentos o la polución, y las que se producen como resultado de la combustión natural durante las funciones propias del organismo.

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¿Cómo se eliminan las toxinas?

Principalmente a través de la orina y el sudor, pero también eliminamos toxinas con la respiración. Pero no todas las personas son iguales, algunas retienen más líquidos y en estos casos se produce una acumulación excesiva de toxinas en el organismo.

Cuando esto ocurre nos sentimos más hinchadas, tenemos pesadez en las piernas o bolsas en los ojos. A veces la piel se deshidrata, se vuelve opaca y sin vida. Es el momento de ayudar a tu cuerpo a deshacerse de la carga de desechos metabólicos.

La desintoxicación y el drenaje evitan la formación de los radicales libres que influyen en el envejecimiento prematuro de la piel y del organismo en general. Debes prestar especial atención a los siguientes aspectos:

Alimentación

Algunos conservantes, grasas transgénicas o edulcorantes artificiales, constituyen una fuente de toxinas que, sin saberlo, incorporamos con frecuencia en nuestra dieta.

Cuida tu salud evitando al máximo el consumo de alimentos precocinados o demasiado procesados. Las frutas, verduras y hortalizas nos aportan minerales, fibra y antioxidantes, cuya función es de vital importancia para evitar la oxidación celular provocada por los radicales libres.

Además, conviene aumentar el consumo de agua hasta litro y medio diario. Comienza la mañana tomando un vaso de agua con el zumo de medio limón. En este momento del día los órganos depurativos están más activos.

Relájate y cuida tu piel

Tómate una tarde libre para relajarte y eliminar las impurezas de tu piel con un tratamiento cosmético.

Realiza una exfoliación profunda en tu cutis. De esta forma liberarás la piel de células muertas e impurezas para que respire mejor y los principios activos de los cosméticos penetren en las capas profundas de la epidermis.  En la ducha, aplica un exfoliante corporal o un gel energizante con el guante e crin y en movimientos circulares y ascendentes. Termina con una pasada rápida de agua fría comenzando por los pies.

Antes de ir a dormir, relájate con un baño de agua tibia o caliente al que añadirás sales o aceites esenciales. El aceite esencial de lavanda y las esencias marinas te conducirán a un sueño reparador.

Cuidado especial para tus manos y pies

La fina piel de las manos envejece hasta cinco veces más rápido que la del resto del cuerpo. Es necesario usar una buena humectante con filtro solar durante el día y exfoliar cada dos semanas aproximadamente. Aprovecha el momento del peeling para hacer pequeñas presiones en el punto donde se unen el dedo pulgar y el índice, a unos 2 centímetros del borde, haciendo giros durante 15 segundos. Esto favorece el drenaje. Finaliza con la aplicación de una crema hidratante.

En cuanto a los pies, te recomendamos un masaje de reflexología podal. Recurriendo a los puntos de acupuntura y aplicando presión sobre ellos se pueden regular diferentes funciones del cuerpo, como la eliminación de toxinas. En la cara interna del pie, dibuja imaginariamente una línea que vaya desde el dedo gordo hasta el talón. A lo largo de esta línea, realiza presiones con la punta del dedo gordo de la mano. A continuación, en la “almohadilla” del pie, entre el primer y el segundo dedo, aplica una suave presión con el dedo gordo de la mano. Mantén unos segundos y hazlo en ambos pies.

Para hacer más relajante la sesión puedes usar una pequeña bañera de hidromasaje. Después aplícate una mascarilla nutritiva y pon los pies en alto para favorecer la circulación.