Según las estadísticas de la Secpre, la rinoplastia es la quinta intervención de Cirugía Plástica Estética más realizada en nuestro país. Uno de cada 10.000 españoles se sometió a una rinoplastia el pasado año, siendo las personas de entre 18 y 45 años el grupo de pacientes más numeroso.

Si bien el número de rinoplastias practicadas a mujeres triplica casi a las realizadas a hombres, porcentualmente es una intervención más demandada por ellos que por ellas. De todas las intervenciones de cirugía estética que se realizan los hombres españoles, un 14% son rinoplastias mientras que entre las mujeres es una intervención que no llega al 6%.

Pero ¿qué es exactamente una rinoplastia?

Es un procedimiento quirúrgico destinado a modificar permanentemente la forma de la nariz, ya sea aumentando o disminuyendo su tamaño, afinando la punta, estrechando los orificios nasales o remodelando el ángulo entre la nariz y el labio superior. También permite corregir malformaciones congénitas, traumatismos y algunos problemas respiratorios. Teniendo en cuenta estos aspectos, existen dos tipos de rinoplastia: estética o reconstructiva, dependiendo del tipo de problema que se quiera tratar.

La rinoplastia como procedimiento reconstructivo se conoce desde hace varios siglos, pero no se utilizó con fines estéticos hasta finales del siglo XIX.

Desde entonces las intervenciones han evolucionado mucho. A día de hoy es posible conseguir resultados más naturales y duraderos, además de tener un tiempo de recuperación relativamente breve y carecer de cicatrices visibles.

¿Cómo se realiza la intervención?

Durante la rinoplastia, la piel de la nariz se separa de su soporte, compuesto de hueso y cartílago, para esculpirlo con la forma deseada. Posteriormente, la piel se redistribuye sobre el nuevo soporte. En ocasiones, se realiza el procedimiento desde dentro de la nariz, haciendo unas pequeñas incisiones en el interior de los orificios nasales; otras veces, se opta por la rinoplastia abierta, sobre todo en los casos más complejos, en los que se realiza una pequeña incisión en la columela.

Además, para ayudar a dar forma o sostén a la pirámide nasal, es frecuente que se utilicen como injertos diferentes tejidos del propio paciente (cartílago, hueso) o, más raramente, materiales sintéticos. Al término de la cirugía, se coloca una escayola de yeso u otro material, que ayuda a mantener la nueva forma de la nariz, así como tapones nasales en ambos orificios para evitar el sangrado y estabilizar el tabique.

¿Qué aspectos debemos tener en cuenta antes de hacernos una rinoplastia?

El primero y más importante de ellos es acudir a un Médico Especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. La Secpre aconseja además comprobar que el lugar donde se realiza la intervención es un centro hospitalario homologado.

El cirujano y el paciente deben valorar conjuntamente los pros y los contras de la intervención, teniendo en cuenta que «la nariz perfecta» no existe ya que los cánones de belleza cambian con el tiempo y lo más importante es priorizar nuestra salud, teniendo en cuenta los riesgos y tratando de conseguir un resultado armonioso y acorde a nuestra estructura facial.

Hay mucha controversia con respecto a la edad mínima recomendada para hacerse una rinoplastia, pero si la finalidad es estética, se recomienda esperar a la mayoría de edad del paciente ya que es preferible que las estructuras nasales involucradas hayan completado su desarrollo y que el paciente tenga la madurez psicológica suficiente para afrontar un cambio de aspecto en su rostro.

La técnica empleada y el tipo de anestesia, dependerán de las características de cada paciente y del criterio del cirujano. Algunos prefieren la anestesia general y otros optan por la anestesia local con sedación. En cualquier caso, la rinoplastia no debe ser una intervención dolorosa ni antes ni después de la cirugía. El médico preescribirá los analgésicos y antiinflamatorios adecuados para que no exista dolor en el postoperatorio.

Los riesgos de la rinoplastia son los mismos que en cualquier otra operación estética. Pueden aparecer hematomas, sangrado y con menor frecuencia, infecciones o una mala cicatrización. Muchas de estas complicaciones están asociadas a problemas previos del paciente y pueden evitarse con un buen manejo de su historial clínico.

Los resultados de una rinoplastia son visibles en un 70% ya durante la primera semana, pero no se consideran definitivos hasta pasado un año. Estos pueden darse por satisfactorios cuando se consigue una nariz armoniosa con respecto a las otras facciones, con una buena función respiratoria y sin cicatrices visibles.