No es un secreto que, después del tabaco, el sol es el peor enemigo para la salud de nuestra piel. Por una parte, es imprescindible para sintetizar correctamente la vitamina E, que garantiza la elasticidad de los tejidos. Pero las exposiciones prolongadas y el gran alcance de los rayos ultravioleta en verano, también hacen que nuestra piel se deshidrate, pierda parte de su luminosidad natural y se acentúen las arrugas.

Los tratamientos de belleza más demandados en verano para cara, cuello y escote tienen como objetivo regenerar, rehidratar la piel, combatir la flacidez y la aparición de arrugas.

Aquí te comentamos algunos de ellos:

Rellenos con ácido hialurónico

Las infiltraciones de ácido hialurónico contribuyen a hidratar la piel y generar volumen en las áreas más deprimidas.

Los resultados son temporales y suelen durar de 9 a 12 meses dependiendo de la edad, de la zona inyectada, de la calidad de la piel o el estilo de vida, Por eso suelen requerir de un retoque anual.

Ácido poliláctico contra la flacidez facial

Es un tratamiento especialmente indicado en los casos de una pérdida de volumen debido al envejecimiento. También sirve para mejorar el aspecto del surco nasogeniano, de las cicatrices o arrugas profundas.

El ácido poliláctico es biocompatible con la piel por lo que no produce alergias

Antes de cada sesión es necesario efectuar una limpieza de la zona a tratar. Seguidamente se realizan unas pequeñas infiltraciones de ácido poliláctico.

Estas infiltraciones se realizan por vía subcutánea y actúan en las capas más profundas de la piel.

Transcurridos tres meses, se vuelve a citar al paciente y se le practica una segunda sesión de infiltraciones. Normalmente dos sesiones son suficientes para obtener los resultados deseados. En caso de ser necesaria una tercera sesión esta se realizaría a los 6 meses una vez iniciado el tratamiento.

Radiofrecuencia

A edades más avanzadas, se suele producir un descolgamiento de la piel, sobre todo en la zona del cuello y de las mejillas. Uno de los procedimientos no invasivos más eficaces para corregir esta situación es la radiofrecuencia. Es un procedimiento que no pretende sustituir a la cirugía en los estados más avanzados de la flacidez facial, pero sí que consigue devolver parcialmente el buen tono a la piel haciendo que recupere parte de la firmeza perdida.

Otra de las ventajas de este tratamiento es que puede aumentarse su efectividad si se combina con otras técnicas de la medicina estética, por ejemplo: mesoterapia, Luz Intensa Pulsada (IPL) o peelings químicos (siempre que el especialista lo recomiende).

En el tratamiento de radiofrecuencia se consigue rejuvenecer la piel a través de la acción del calor. Las ondas de calor llegan al nivel subcutáneo, donde no actúan los principios activos de las cremas y de los cosméticos. De esta forma se estimula la producción de nuevas fibras de colágeno, responsables de conservar la piel firme y elástica.

Es un método seguro y eficaz, ya que el calor generado no afecta al organismo. Podemos sentir cierta sensación de calor en la piel, pero no llega a ser doloroso ni molesto.

Peeling químico

Es una exfoliación intensa de la piel mediante sustancias químicas. De esta forma se aceleran los procesos de regeneración celular, se corrigen imperfecciones del rostro (arrugas, pigmentación irregular…) otorgándole a la piel un aspecto rejuvenecido y una apariencia más suave y luminosa.

Suelen ser necesarias unas cinco sesiones pero los resultados se aprecian desde la primera sesión.

Rich

Es un nuevo tratamiento cutáneo que proporciona frescura y luminosidad al rostro.

Se aplican pequeñas infiltraciones subcutáneas sobre cara, cuello y escote. Las sustancias infiltradas tienen la capacidad de reponer la pérdida de agua de las células. Al tratarse de un potente regenerador celular, combate los signos del envejecimiento de forma inmediata, mejorando su firmeza y elasticidad.

IPL (Luz Intensa Pulsada)

Proporciona un rejuvenecimiento global de la piel, combatiendo los daños causados por el sol, el estrés y los radicales libres.

La acción de la luz pulsada estimula la formación de colágeno nuevo, alisa las superficies rugosas e iguala el tono de las manchas características del foto-envejecimiento.

Los resultados son visibles desde la primera sesión y son necesarias entre tres y cinco sesiones. Las mejoras se ven de forma progresiva: primero desaparecen las manchas y rojeces y, a medida que avanza el tratamiento, se nota una mejoría en la calidad de la piel.