No hay duda de que la dieta más popular del momento es la «dieta paleolítica». Comenzó por ponerse de moda en Estados Unidos y luego llegó a varios países de Europa y del mundo.

Este nuevo concepto de nutrición propone volver a los orígenes de la especie humana, buscando la forma más natural de alimentarnos. Pero ¿es útil y saludable la dieta paleolítica? ¿puede adaptarse a nuestro estilo de vida actual? En nuestro artículo de hoy interaremos dar respuesta a algunas de estas preguntas.

Un poco de Historia

Los seres humanos somos omnívoros. Esto quiere decir que podemos alimentarnos indistintamente de animales o plantas ya que nuestro sistema digestivo es capaz  de asimilar nutrientes de distintas procedencias.

Sin duda esta condición supuso una ventaja de nuestra especie y le permitió al hombre primitivo adaptarse a su entorno y continuar alimentándose cuando, debido a los cambios de estación u otros factores, escaseaba un determinado tipo de alimento.

Así, a lo largo de la Historia, nuestra especie fue encontrando diferentes fuentes de alimentación. Los primeros hombres fueron principalmente cazadores, pescadores y recolectores. Esta etapa se llama paleolítica o «edad de piedra» por la invención de herramientas de este material. Debido a los cambios ambientales, el hombre se vio obligado a acumular energía en su cuerpo en forma de grasas para los períodos de escasez. Los «genes ahorradores» de estos primeros humanos sentaron la base de nuestra genética actual. En este momento se trataba de una adaptación positiva al medio, pero actualmente nuestro estilo de vida no justifica este «ahorro» de energía, que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o diabetes. Nuestros antepasados no alcanzaron a vivir lo suficiente para desarrollar este tipo de enfermedades (su esperanza de vida no superaba los 50 años).

Mucho tiempo después aprendieron a cultivar y a domesticar los animales en cautividad. Los nuevos cultivos y la ganadería significaron una auténtica revolución en la forma de alimentarse. Se seleccionaron las especies vegetales más fáciles de cultivar y que tenían un aporte calórico mayor.

Hacia el año 7000 a.C. aparecen las primeras evidencias de cultivo de cereales. El hombre aprendió a cocinar los alimentos, descubrió nuevos métodos para almacenar y preparar las legumbres y los cereales, produciéndose por primera vez el pan.

Con la Revolución Industrial, los pueblos aprendieron a conservar los alimentos, procesarlos y transportarlos, pudiendo disfrutar de ellos en cualquier estación del año. Los defensores de la dieta paleolítica piensan que nuestra dieta actual está influenciada por factores económicos. Según esta filosofía, comemos aquello que es más fácil de producir y almacenar y no lo más idóneo en cuanto a nutrientes y aceptación de nuestro sistema digestivo.

¿En qué consiste la dieta paleolítica?

La dieta paleolítica (también llamada «dieta Paleo», «dieta del cavernícola» o «dieta del cazador-recolector») consiste en una alimentación con predominio de carnes, vegetales y frutas.

Asímismo, la dieta paleolítica también propone eliminar todos los productos procesados de nuestra alimentación ya que tienen sustancias contaminantes, transgénicas, hormonas, pesticidas, colorantes y saborizantes agregados y aditivos para su conservación.

Los defensores de la dieta paleolítica se cuestionan todo tipo de cosas como el número de comidas que debemos hacer al día, la idoneidad de la pirámide alimentaria actual o la proporción óptima de macronutrientes que debemos incluir en nuestra dieta. Ciertamente los estudios de nutrición actuales no se ponen muy de acuerdo en establecer parámetros ideales para ninguna de estas cuestiones.

Una nueva filosofía de vida natural

Los gurús de la dieta paleolítica no sólo proponen una vuelta a los orígenes de nuestros hábitos alimenticios; también apuestan por un estilo de vida más natural, recuperando costumbres del hombre primitivo que no tenían un impacto negativo en la salud. Esto se refleja en cuestiones como la vestimenta, el deporte o las relaciones sociales.

Los seguidores de esta filosofía comen principalmente alimentos frescos o practican deportes de resistencia adaptados a su edad. Apenas invierten en productos o suplementos dietéticos y recurren a cosméticos y productos de higiene personal de procedencia orgánica.

Beneficios para la salud de la dieta paleolítica

Al ser una alimentación basada en productos naturales y sin agregados químicos, la dieta paleolítica consigue eliminar gran parte de las toxinas que ingerimos a diario en nuestras comidas habituales.

También ha demostrado ser mucho más saciante por caloría consumida que una dieta normal. Sus defensores afirman que los alimentos «no paleolíticos» nos conducen a una adicción psico-física por consumir determinados nutrientes que producen dependencia. Al eliminar los alimentos con alto índice glucémico, se consigue controlar esta sensación de enganche y reducir la ansiedad que nos producen las dietas hipo-calóricas.

La dieta paleolítica es «low carb», es decir, restringe el consumo de carbohidratos (pasta, pan, azúcar y procesados similares). Lo cual ayuda al control de peso.

Donde mejores resultados ofrece la dieta paleolítica es en personas con algún tipo de problema físico y dolencia. No sólo es útil para adelgazar, también mejora la tolerancia a la glucosa, la presión arterial y controla la cantidad de triglicéridos.

Al restringir el uso de la sal y de los alimentos procesados, controla la cantidad de sodio en nuestra dieta y la presión arterial alta.

Además, propone un incremento de la ingesta de frutas y verduras, que nos aportan vitaminas y reducen el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer.

En los casos de diabetes tipo 2, se ha demostrado que la dieta paleolítica retrasa la aparición de enfermedades cardiovasculares en estos pacientes. Esto se observó en una disminución de la hemoglobina glicosilada, triglicéridos, presión arterial, peso y circunferencia de cintura (aunque el número de participantes no fue muy alto y se requieren futuras investigaciones).

También ha demostrado ser útil para las personas con intolerancia a los lácteos o a las harinas refinadas, ya que este tipo de alimentos no están incluidos en la dieta paleolítica.

Actualmente, algunos médicos neurólogos recomiendan la dieta paleolítica ya que aseguran que puede reducir el riesgo de sufrir enfermedades como el Alzheimer (aunque todavía queda mucho por investigar al respecto).

Opiniones negativas sobre la dieta paleolítica

Al igual que sucede con otro tipo de dietas, la dieta paleolítica no es perfecta. Aún se necesitan estudios que avalen sus beneficios y conozcan sus riesgos.

No sabemos mucho sobre la vida del hombre del Paleolítico ni qué impacto tenía su alimentación en su salud. Por lo pronto, sabemos que la dieta paleolítica restringe el consumo de algunos alimentos considerados como necesarios en la pirámide alimenticia tradicional.

Muchos médicos aseguran que un exceso de proteínas de origen animal en nuestra dieta puede provocar dolores reumáticos, enfermedades renales o ácido úrico.

Una dificultad añadida es el alto precio de los alimentos orgánicos (que por otra parte son difíciles de encontrar). No basa solamente con adquirir alimentos no procesados. Las carnes, si no son de animales criados libremente, pueden contener igualmente hormonas, antibióticos, contaminante y un largo etcétera.

Por último, la dieta paleolítica está desaconsejada para niños, personas vegetarianas o deportistas (restringe demasiado el consumo de carbohidratos).

Conclusión

Como siempre aparecen modas de dietas y todas tienen sus aspectos positivos y negativos. La dieta paleolítica cuenta con muchas ventajas en lo que se refiere a eliminar sustancias tóxicas de nuestra alimentación y seguir un estilo de vida más natural. Sin embargo no está recomendada para todas las edades y personas. Te aconsejamos consultar tu caso con un endocrino o especialista en nutrición para una mejor valoración.