grasas hidrogenadas

A menudo en los productos de bollería y pastelería industrial podemos leer frases como: “elaborado con grasas vegetales” o “elaborado con aceites 100% vegetales”. Por lo general estos alimentos contienen aceite de girasol o aceite de oliva, cuyas grasas son beneficiosas y saludables para el organismo. Pero en otras ocasiones examinamos el etiquetado y leemos frases como “aceites o grasas hidrogenadas“ “parcialmente hidrogenadas“ o “grasas trans“.


Las grasas hidrogenadas son típicas de la bollería y de la pastelería industrial pero también están presentes en las margarinas, los aperitivos salados y los alimentos precocinados como pizzas, croquetas o empanadillas.

Para producir las grasas hidrogenadas o insaturadas, se emplean aceites vegetales baratos y de baja calidad y luego se procesan industrialmente a altas temperaturas hasta obtener la consistencia y textura deseadas.

La industria alimentaria ha encontrado en las grasas hidrogenadas la solución a muchos de sus problemas. Por un lado los aceites de los que se obtienen son muy económicos y por otro, se consiguen unas grasas ideales para este tipo de productos que siempre gozan de un aspecto inmejorable y pueden permanecer días en los escaparates sin dejar de parecernos apetitosos.

Esto se debe a que las grasas hidrogenadas tardan más en oxidarse por eso los alimentos que las emplean permanecen más tiempo sin enranciarse. Pero ¿son saludables?

Debes tener en cuenta que este tipo de grasas no están presentes de forma natural en ningún alimento por lo que nuestro cuerpo no tiene mecanismos para asimilarlas de forma adecuada. Una vez metabolizadas, van a interactuar con el resto de grasas (saturadas, AGE, colesterol, fosfolípidos…) provocando desequilibrios en todas las funciones en las que intervienen las grasas, en la obtención de energía y en los procesos orgánicos relacionados con funciones hormonales, crecimiento (en el caso de los niños), regeneración de las células o incluso nuestro estado anímico.

Por este motivo las grasas hidrogenadas no son recomendables para la salud, ni siquiera si se encuentran en escasas proporciones, ya que son tan abundantes en la industria alimentaria que sin que nos demos cuenta a lo largo de las semanas habremos consumido una gran cantidad de este tipo de productos.

Es importante revisar el etiquetado de los alimentos procesados que compramos y buscar algún distintivo que indique que están libres de grasas transgénicas o hidrogenadas. También te recomendamos optar preferentemente por los alimentos frescos y cocinados con aceites de calidad.