Hoy 29 de octubre celebramos el Día Mundial del ictus. Neurólogos, médicos de familia y asociaciones de pacientes  llaman la atención sobre esta enfermedad que se sitúa ya como la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en hombres, tal y como advierte la doctora Catheline Lauwers, jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Valencia.


Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) unas 110.000  personas sufren un ictus en nuestro país cada año; de ellas un 15% fallecerá y en torno a un 30% de los supervivientes tendrá graves secuelas funcionales, otro 25% quedará con secuelas moderadas y el 25% se recupera por completo.

«Cualquier persona puede sufrir un ictus, desde bebés hasta ancianos. Se estima que, en todo el mundo, un 25% de la población está en riesgo de sufrir un ictus a lo largo de su vida» – advierte la doctora Mar Castellanos Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

«Se trata de una enfermedad en la que la edad es uno de los principales factores de riesgo y, debido al progresivo envejecimiento de la población española, se estima que en los próximos 20 años aumentará cerca de un 40% el número de casos. Actualmente, en España cada año mueren en torno a 27.000 personas por esta enfermedad» – añade.

El ictus se puede prevenir en un 80% de los casos.

El ictus se produce de forma repentina: una arteria que se dirige al cerebro se rompe o se obstruye, por lo que la sangre y el oxígeno que transportaba no llega a las células cerebrales y el tejido afectado muere.

Con todo, y a pesar de lo repentinos que pueden llegar a ser los accidentes cerebrovasculares, sabemos que el ictus está muy ligado al estilo de vida; tanto que los expertos aseguran que más del 80% de los casos se podrían evitar modificando algunos hábitos de vida:

  • Dejar de fumar.
  • Limitar el consumo de alcohol.
  • Realizar ejercicio físico de forma regular.
  • Llevar una alimentación saludable.
  • Evitar situaciones de estrés.
  • Controlar la tensión arterial, el azúcar y el colesterol.

Detectarlo a tiempo es clave para la supervivencia.

«Reconocer los síntomas de un ictus, acudir cuanto antes a urgencias, las terapias reperfusoras y el manejo de los pacientes en unidades de ictus, son aspectos que pueden mejorar sustancialmente el pronóstico» – comenta la doctora Mar Castellanos.

Y es que cualquier síntoma de ictus debe ser tratado como una urgencia médica. El tiempo es crucial ya que cuanto más temprana sea la detección, mayores serán las probabilidades de sobrevivir y de superarlo sin secuelas importantes.

En este sentido, la activación de un Código Ictus en todas las Comunidades Autónomas y la implementación (aún desigual) de unidades de ictus por todo el territorio español, han permitido mejorar de forma considerable los tiempos desde que se detectan los primeros síntomas hasta que se inicia el protocolo de atención a los pacientes.

«Pero para conseguir que se active todo este sistema de atención temprana y rápida, es esencial que la población sepa reconocer los síntomas del ictus, y ante los primeros síntomas debe llamarse inmediatamente a los servicios de emergencias sanitarias. Algo que aún estamos lejos de conseguir» – comenta la doctora Mar Castellanos.

Y es que según los últimos estudios realizados en nuestro país, sólo un 10% de la población española sabría definir correctamente qué es un ictus y sólo un 50% sería capaz de detectar los síntomas de esta enfermedad.

¿Cómo reconocer un ictus?

A pesar de que casi todo el mundo conoce a alguien que ha sufrido un ictus, todavía muchos ciudadanos no identifican bien sus síntomas. La Sociedad Española de Neurología (SEN) nos recuerda que los síntomas del ictus se producen de forma repentina y aunque pueden variar dependiendo del área del cerebro afectada, los más comunes son:

  • Dificultades para hablar correctamente.
  • Pérdida de la fuerza o de la sensibilidad en una parte del cuerpo. Generalmente afecta a una mitad del cuerpo, sobre todo en la cara y extremidades.
  • Pérdida de la coordinación y del equilibrio.
  • Dolor de cabeza muy intenso.
  • Visión doble o borrosa.

Ante uno o varios de estos síntomas, es primordial actuar dentro de las primeras cuatro o seis horas, por lo que los médicos aconsejan no perder el tiempo y avisar cuanto antes a los servicios de Urgencias o acudir a un hospital.

Las mujeres, infrarrepresentadas en los ensayos clínicos sobre accidentes cerebrovasculares.

Un nuevo estudio publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología, reveló recientemente que las mujeres están infrarrepresentadas en los ensayos clínicos de accidentes cerebrovasculares con respecto al número de personas que los padecen entre la población general.

«Asegurarse de que hay suficientes mujeres en los estudios clínicos para reflejar con precisión la proporción de mujeres que sufren accidentes cerebrovasculares, puede tener implicaciones para las futuras recomendaciones de tratamiento para las mujeres afectadas por esta grave enfermedad» – señala la autora del estudio, la doctora Cheryl Carcel, del Instituto George para la Salud Global en Sidney, Australia.

«Cuando un sexo está s infrarrepresentado en los ensayos clínicos, limita la forma en que puede aplicar los resultados al público en general y posiblemente puede influir en el acceso a nuevas terapias» – añade.

El estudio analizó 281 casos de accidentes cerebrovasculares con al menos cien participantes realizados entre 1990 y 2020. El número total de participantes fue de 588.887 de los cuales el 37,4% eran mujeres. La prevalencia media del ictus en las mujeres de los países incluidos fue del 48%

Los resultados se calcularon en base a la relación entre participación/ prevalencia, una medida relativa que pondera el porcentaje de mujeres en comparación con su proporción en la población total con esa enfermedad. Es una forma sencilla de saber si un proyecto de investigación ha reclutado suficientes mujeres como para poder sacar conclusiones precisas sobre los hallazgos. Una proporción de uno significa que el porcentaje de mujeres en el estudio es igual que el porcentaje de mujeres con la enfermedad en la población general. Un rango aceptable para una proporción ideal de participación femenina está entre el 0,8% y el 1,2%

Los investigadores encontraron que, en general, las mujeres están representadas en una proporción menor en relación con su prevalencia en la población subyacente, y esto no cambió con el tiempo. Encontraron las mayores diferencias en los ensayos de hemorragia intracerebral, con una proporción del 0,73% , ensayos en los que el participante promedio tenía menos de 70 años, con una proporción de 0,81% ; las intervenciones no agudas, con una relación de 0,80% y ensayos de rehabilitación, con una relación de 0,77%

«Nuestros hallazgos tienen implicaciones sobre cómo se puede tratar a las mujeres con accidente cerebrovascular en el futuro, ya que las mujeres suelen tener peores resultados funcionales después del accidente cerebrovascular y requieren más atención de apoyo»  – explica Carcel. «Sólo lograremos una representación más equitativa de las mujeres en los ensayos clínicos cuando los investigadores tengan en cuenta las barreras que impiden que ellas se inscriban en los estudios y recluten activamente a más mujeres. Las personas que financian la investigación también deben exigir pruebas más fiables y equilibradas por sexos» .