No hay duda de que la cosmética natural es la tendencia beauty del momento. Si bien en España el fenómeno no está todavía tan extendido como en Francia o Alemania, cada día somos más las mujeres españolas que nos animamos a incorporar este tipo de productos en nuestro neceser de belleza. Pero ¿qué tienen de especial? Sigue leyendo este artículo y lo descubrirás.

Están libres de conservantes y parabenos.

Basta con hacer una búsqueda en Google y comparar el INCI (o listado de ingredientes) de los productos que se venden en una tienda normal y en una tienda online de cosmética natural. Los primeros suelen incorporar muchas sustancias sintéticas, parabenos y derivados del petróleo como la parafina. En cambio, los cosméticos naturales están formulados a base de plantas que provienen en su mayoría de cultivos ecológicos certificados (mantecas vegetales, arcillas, ceras, aceites, etc.)

De hecho, para que un cosmético sea considerado “natural” el 95% de los ingredientes de su fórmula deben ser de procedencia orgánica. Este es un requisito para optar a los certificados Ecocert o BDIH.

Cuidan del medioambiente.

Los cosméticos convencionales suelen ser dañinos para los ecosistemas marinos debido a la presencia de microplásticos en su composición. Estas partículas abundan sobre todo en los productos como las lociones exfoliantes y los geles de ducha. En el lado opuesto, los cosméticos naturales sustituyen estos polímeros por ingredientes biodegradables como semillas de fruta y cáscara de nuez pulverizada.

Además, muchas marcas de cosmética natural apuestan por los packaging sostenibles y recurren al uso de materiales reciclables o reciclados para fabricar los envases de sus productos.

Previenen el envejecimiento de la piel.

Muchos defensores de la industria cosmética sostienen que los cosméticos naturales no son tan eficaces para combatir el envejecimiento de la piel. Esto simplemente no es cierto. Las líneas de cosmética antiedad de procedencia bio también se formulan en laboratorios y pasan por exhaustivos controles de calidad.

Algunos de sus ingredientes estrella como el bakuchiol (retinol vegetal) son buenas alternativas para el cuidado de las pieles maduras con tendencia a irritarse al aplicar retinoides. Por otra parte, los extractos de plantas (granada, té verde, algas…) estimulan la regeneración celular gracias a sus propiedades antioxidantes. Y por supuesto, no podemos olvidarnos de los aceites vegetales como el aceite de sésamo o el aceite de Argán que mejoran la elasticidad de la piel gracias a su aporte en vitaminas y ácidos grasos esenciales.

Son mucho más suaves.

Al prescindir de los conservantes químicos, siliconas y fragancias artificiales, el riesgo de sufrir irritación y sensibilidad cutánea es mínimo.

Ningún producto nos asegura al cien por cien que no vayamos a tener una reacción alérgica (esto es algo que puede ocurrir con cualquier sustancia natural o sintética). Sin embargo, es mucho más improbable que suceda si la fórmula es biocompatible con la piel.

Por otra parte, muchos cosméticos naturales recurren a los ingredientes con propiedades antiinflamatorias como la camomila o el aloe vera que calman la piel reactiva.

Apoyan la agricultura sostenible.

La cosmética natural utiliza materias primas procedentes de cultivos ecológicos que evitan el uso de pesticidas y fertilizantes químicos. Son productos respetuosos con el medioambiente y que favorecen el desarrollo de las comunidades, fomentando la creación de empleo con salarios justos para los productores locales.

Realmente, al descubrir todos los beneficios que tienen estos cosméticos para el cuidado de la piel y del planeta, llegamos a la conclusión que merece la pena pagar un poco más por ellos. ¿Estás de acuerdo con nosotras?