La tercera edad es una etapa de la vida caracterizada por importantes cambios físicos, metabólicos y psicológicos. Durante este período, la alimentación adquiere una relevancia aún mayor ya que una nutrición adecuada puede ayudar a mantener la salud, prevenir enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida de las personas mayores.


Los expertos recomiendan llevar una dieta lo más variada posible. Esto significa comer cereales, frutas, proteínas y verduras con regularidad.

La importancia de la nutrición en la tercera edad.

A medida que envejecemos, nuestro cuerpo experimenta cambios fisiológicos que pueden afectar la forma en que procesamos los alimentos. La masa muscular disminuye, el metabolismo se vuelve más lento y se reduce la absorción de ciertos nutrientes. Además, las enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión son más comunes en esta etapa de la vida. Una alimentación adecuada puede ayudar a controlar estos trastornos y prevenir complicaciones.

Aquí tienes cinco consejos nutricionales para cuidar la salud en la tercera edad.

Consumir alimentos ricos en ácidos grasos Omega-3.

El Omega-3 tiene propiedades antiinflamatorias que colaboran en el cuidado de las articulaciones y reducen el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria. Estos ácidos grasos se encuentran en diferentes alimentos como el pescado azul o el aceite de linaza.

Vitaminas y minerales esenciales

A medida que envejecemos nuestras necesidades de vitaminas y minerales pueden aumentar debido a cambios en el metabolismo y a una capacidad menor de asimilar ciertos nutrientes.

El calcio y la vitamina D son esenciales para la salud ósea. La fuente principal de vitamina D es el sol, aunque también se pueden encontrar alimentos fortificados que son un aporte extra. Esta vitamina colabora en la fijación del calcio en los huesos. Por su parte, el calcio ayuda a bajar la presión arterial. Lo podemos obtener de los productos lácteos bajos en grasa (leche, yogur, queso) y de los vegetales (brócoli, espinacas o almendras).

Hidratación

La deshidratación es común en las personas mayores y puede tener efectos negativos en la salud, como la disminución de la función cognitiva y el aumento del riesgo de caídas. Es fundamental asegurarse de que los adultos mayores consuman suficientes líquidos a lo largo del día incluso si no sienten sed. Se recomienda beber agua, infusiones y consumir alimentos con alto contenido de agua como frutas y sopas.

Limitar el consumo de sodio.

Las comidas de los adultos mayores deben tener una baja cantidad de sodio para evitar la hipertensión.

Además, la sal no es la única fuente de sodio en la dieta. Es necesario evitar también los alimentos precocinados o las salsas comerciales.

Algunas alternativas saludables para condimentar las comidas y realzar su sabor son las hierbas frescas como el perejil, el orégano, la albahaca y el cilantro, y especias como la pimienta, el comino, el jengibre y el curry. Estas opciones no sólo añaden sabor, sino que también brindan beneficios adicionales para la salud debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Preparar batidos.

Preparar batidos nutricionales es una excelente manera de complementar la dieta del adulto mayor, ya que son fáciles de digerir y proporcionan una gran cantidad de nutrientes.

Utiliza alimentos frescos y saludables: leche desnatada, leche de almendras, frutas y grasas saludables como pulpa de aguacate.

Recuerda que los cambios en la dieta no son fáciles para nadie y menos para una persona de edad avanzada. La mejor forma de animarlos es dar ejemplo acompañándolos a la mesa y comiendo lo mismo que ellos.