Cuando estamos aprendiendo a maquillarnos es muy común que las primeras veces no salga bien y cometamos muchos errores antes de dominar la técnica. Las equivocaciones más habituales tienen que ver con el tipo de fórmulas cosméticas que utilizamos, la elección del color o la forma de aplicar algunos productos. No te preocupes, porque si te gusta maquillarte con el tiempo irás mejorando hasta convertirte en una experta. Por el momento, te aconsejamos sin embargo que atiendas a los siguientes detalles.


Prepara la piel para el maquillaje

Está demostrado, sobre un cutis limpio y perfectamente hidratado el maquillaje se extiende mucho mejor. Si aplicamos la base sobre la piel seca, lo más seguro es que cuartee en unos minutos. La suciedad y el sudor también son un obstáculo para que el acabado sea perfecto: la limpieza y la tonificación son dos pasos esenciales para evitar la aparición de brillos en la zona T.

Elige los cosméticos según tu tipo de piel

Existen muchos tipos de base de maquillaje (textura fluída, en polvo, en crema, en mousse…). Lo importante a la hora de decidirse por una u otra es tener en cuenta la naturaleza de nuestra epidermis. La piel grasa exige texturas no oleosas y que no taponen el poro, los cutis secos aprovechan muy bien las fórmulas en crema, y las pieles sensibles necesitan maquillajes hipoalergénicos, sin perfumes, glicerinas o sustancias sintéticas que puedan irritarlas (a ser posible maquillajes orgánicos o maquillaje mineral).

Los colores acertados

Dicen que para gustos hay colores, pero definitivamente nuestras preferencias y aquello que nos queda bien no siempre coinciden.

El primer paso es elegir el tono correcto de nuestra base de maquillaje. Mucha gente piensa que la finalidad del fondo de maquillaje es dar color a la piel, y, nada más lejos de la realidad: su función es cubrir imperfecciones y unificar la textura de nuestro cutis. No la compres siguiendo tu intuición. Para acertar con el color más indicado es preferible extender una gotita sobre el dorso de nuestra mano y observar el efecto.

Lo mismo podríamos decir de los pintalabios y sombras de ojos. Aunque no hay reglas estrictas, muchas veces, ese color que nos encanta, nos sienta fatal. Recuerda que a las chicas morenas les quedan mejor los colores de base anaranjada (coral, rojo, melocotón) y a las rubias los matices más azulados (rosa, malva, burdeos).

No te excedas en la cantidad de producto

Es un error pensar que cuanto más maquillaje usemos, será más duradero o cubrirá mejor las imperfecciones. Usar demasiada base puede hacer que tu maquillaje se cuartee al no lograr adherirse completamente a tu piel por ser demasiado. Si abusamos de las sombras, nos costará mucho difuminarlas y conseguir un efecto natural.

Además, pintarse demasiado, realmente no es algo elegante a no ser que se trate de un look específico para fotografía artística o de un maquillaje de fantasía. Menos, a veces, es más y este dicho es aplicable también al mundo de la cosmética.

No te olvides de los correctores

Hay chicas muy jóvenes que tienen una piel casi perfecta y no necesitan usar fondo de maquillaje. Sin embargo, los correctores son imprescindibles, sobre todo el antiojeras. Recuerda que para iluminar las zonas del rostro que han perdido volumen, debemos usar un corrector-iluminador un poco más claro que la base mientras que para tapar granitos y rojeces, necesitamos un corrector verdoso. Las ojeras violáceas se disimulan muy bien con correctores amarillos.

Perfila tus labios del mismo color que la barra

Casi todas las chicas hacemos lo mismo: tenemos un gran surtido de pintalabios y brillos y solamente uno o dos perfiladores. Perfilar tus labios de un tono similar al labial no es una simple cuestión de moda o de gusto personal. Cuando el trazo del perfilado es más oscuro que el relleno de los labios, se hacen más evidentes las asimetrías. Aunque tengamos muy buen pulso, nunca seremos tan precisas como para dibujar nuestra boca perfectamente simétrica y al milímetro; por lo tanto, es mucho mejor no delatar estos pequeños errores y usar siempre un tono parecido de pintalabios y perfilador.

Una vez que hayas terminado de trazar el contorno de tu boca y rellenado tus labios con el color elegido, toma un pincelito fino y difumina la línea del perfilador hacia dentro; de esta forma conseguirás una integración total y un acabado más natural.

Aprende a colocar las sombras

Dominar la técnica a la perfección y conseguir difuminados elaborados te llevará su tiempo de práctica y errores. De todos modos, existen algunas nociones básicas de las que es necesario partir: los tonos más oscuros de sombra deben colocarse únicamente sobre el párpado móvil (al borde de las pestañas cargaremos más las tintas e iremos esfumando poco a poco hacia arriba sin superar la línea divisoria entre el párpado fijo y el párpado móvil). Para un look menos recargado, colocaremos la sombra más oscura solamente en la mitad exterior del párpado móvil, de este modo, conseguiremos también unos ojos de forma almendrada y una mirada más seductora. Recuerda que, si se trata de un maquillaje de noche, es recomendable aplicar previamente una prebase de sombras. Si así lo haces, los colores se verán más vivos e intensos.

Puedes necesitar retoques

El maquillaje se corrompe por el sudor. Los labios pierden su color entre besos, comidas y bebidas. Lleva en tu bolso de mano una polvera con polvos sellantes y tu pintalabios. De este modo, podrás retocarte en cualquier lugar y volver a lucir perfecta en cuestión de minutos.