Tras una gran pérdida de peso o después del embarazo, el abdomen puede quedar flácido, con piel sobrante que cuelga por encima de la zona del pubis y presencia de estrías.
Por desgracia cuando se trata de un problema de laxitud en los tejidos y si el exceso de piel es demasiado evidente, los ejercicios de tonificación no resultan eficaces porque estos actúan solamente sobre el plano muscular. Las cremas reafirmantes, las radiofrecuencias o la mesoterapia tampoco hacen milagros ya que las alternativas médico-estéticas solamente son efectivas si la flacidez es leve o moderada. En estos casos la mejor opción es la cirugía estética y más concretamente la intervención conocida como «dermolipectomía abdominal» o «abdominoplastia».
¿En qué consiste la abdominoplastia?
La abdominoplastia es una operación de cirugía estética enfocada a remover excesos de piel y grasas sobrantes del abdomen que pueden presentarse después de una pérdida importante de peso.
No se utiliza para reducir el volumen corporal. Por el contrario, solamente está indicada cuando el paciente ha alcanzado ya el peso ideal.
Durante el procedimiento se realiza una incisión transversal al nivel del pubis, similar a la de una cesárea aunque más larga. Luego se levanta la piel de todo el abdomen, se estira y se recorta la piel sobrante.
Además el cirujano suele suturar los músculos rectos del abdomen que en el caso de personas que han sufrido obesidad suelen estar distendidos y debilitados.
Se dan algunos puntos de sutura para tensar la pared muscular y con esto se consigue la apariencia de un vientre plano.
Por último, se estira la piel por encima del ombligo para suturarla a la altura del pubis, y se relocaliza el ombligo mediante técnica quirúrgica.
Los resultados
La abdominoplastia deja una cicatriz de lado a lado a la altura del pubis que puede ocultarse debajo de la ropa interior o de un bikini. Sin embargo la piel queda mucho más tensa y firme. En algunos casos el cirujano plástico puede eliminar parte de las estrías que se localizan en la parte baja del vientre.
En cuanto a la intervención, se realiza bajo anestesia general y suele durar de dos a cuatro horas. La recuperación puede ser algo dolorosa durante los primeros días y se suelen administrar analgésicos hasta que el dolor va remitiendo.
Por lo general, se suele dejar un drenaje para eliminar el líquido serohematico que se forma después de la cirugía, y se retira a los cinco días del procedimiento.
Después de unos diez días el paciente puede reincorporarse a su vida cotidiana aunque para practicar deporte deberá esperar por lo menos tres meses.
En la mayoría de los casos, los pacientes que han decidido someterse a una abdominoplastia tras una pérdida masiva de peso suelen quedar satisfechos con los resultados. Eso sí, recuerda que es importante ponerse en manos de profesionales médicos acreditados y con experiencia en este tipo de intervenciones.