En el lucrativo negocio de las dietas de adelgazamiento, posiblemente hayas escuchado muchas veces slogans como «alimentos quema-grasas», «devora-grasas», «cuantos más alimentos coma usted de este tipo, más adelgazará» etc… ¿Qué hay de cierto en todo ésto? ¿Existen realmente alimentos con calorías negativas?


Depende de lo que entendamos por este término. No existe evidencia científica sobre la existencia de alimentos con calorías negativas, y mucho menos que tengan la capacidad de quemar grasas con el simple hecho de ingerirlos. Las calorías son medidas energéticas del cuerpo humano. Nuestro organismo consume energía tanto en las actividades que realizamos voluntariamente (deportes, gimnasia) como de forma involuntaria (funciones cerebrales, respirar, latidos del corazón…). Estas últimas actividades se llaman metabólicas o basales. Entre ellas la digestión es de vital importancia para la vida. Los «alimentos con calorías negativas» se llaman así porque al digerirlos consumen más calorías de las que aportan. Por ejemplo, 100 gramos de espárragos aportan 24 calorías pero para digerirlos se necesitan alrededor de 40 (esto quiere decir que el gasto energético que empleamos en su digestión es mayor al número de calorías que estamos comiendo). Por lo general, se trata de alimentos que contienen un alto porcentaje en agua y fibra:

  • Apio
  • Sandía
  • Coliflor
  • Brócoli
  • Espárragos
  • Lechuga
  • Berros
  • Alcachofa
  • Arándanos
  • Fresas
  • Piña
  • Calabaza
  • Cebolla
  • Frambuesas
  • Naranja
  • Espinacas
  • Endivias
  • Pepino
  • Tomate
  • Toronja
  • Zanahoria
  • Pimiento
  • Melón
  • Papaya

En el otro lado de la balanza estarían los alimentos hiper-calóricos (dulces, fritos, rebozados). Son alimentos cuyo aporte energético suele ser mayor al gasto calórico que realizamos durante el día. Como consecuencia, el organismo reserva esas calorías en forma de grasa corporal.

Por este motivo, nosotros preferimos no usar el término de «alimentos con calorías negativas» o «quema-grasas» y llamarlos simplemente «alimentos saciantes».  Son muy útiles en el marco de una alimentación equilibrada para aportarle vitaminas y antioxidantes a nuestro cuerpo y fortalecer el sistema inmunológico. Si tenemos apetito y merendamos unas rodajas de piña, estaremos saciando nuestro estómago sin engordar, pero si después nos comemos un par de donuts de chocolate no habremos conseguido nada ya que la piña no es un «devora-grasas» y no tiene calorías negativas que se descuenten del total de lo que vayamos a comer después.

Por otra parte y pese a la importancia de consumir este tipo de alimentos, no podemos descuidar el aporte necesario de proteínas para mantenernos sanas o perderemos masa muscular a pasos agigantados. Utilízalos como apoyo en tus dietas para desintoxicar tu organismo, pero no te alimentes exclusivamente de ellos.

Si tienes más dudas sobre cómo seguir una alimentación sana y equilibrada, consulta a un médico o experto nutricionista.