Resulta difícil creer que algo tan inofensivo como los ambientadores de hogar puedan tener un alto contenido en sustancias tóxicas. Sin embargo, numerosos estudios en los últimos años han señalado lo perjudiciales para la salud que pueden llegar a ser los ambientadores industriales.

Revistas como la «New Science» o incluso la OCU han llevado a cabo investigaciones sobre los ambientadores sintéticos: velas, incienso o aceites de venta en comercios habituales. Los resultados han revelado que en algunos casos al ser sometidos al calor, desprendían unos niveles de contaminación superiores al humo del tabaco. Muchos de ellos contienen además sustancias cancerígenas como benceno, tolueno, formaldehído, ftalatos, etc.

Ten en cuenta que aunque en la etiqueta ponga «natural» esto sólo significa que algunos de sus componentes son sustancias naturales, pero no nos asegura que estén libres de tóxicos. Esto sólo está garantizado si el producto tiene un certificado «Bio» o «Ecológico». Por ejemplo podemos encontrar a la venta «velas naturales» fabricadas a base de parafina a la que se le añaden algunos aceites naturales, mientras que las velas hechas con cera de abejas (a pesar de ser más caras) no sólo son totalmente naturales sino que, además, están libres de sustancias tóxicas. Lo mismo podríamos decir de los inciensos industriales que contienen benceno (490 microgramos por m3, frente a los 60 de un cigarrillo) mientras que los inciensos bio proceden en su totalidad de las resinas de madera.

Algo parecido ocurre con los ambientadores industriales a base de aceites. En la mayoría de las ocasiones se trata de fragancias sintéticas de base oleosa (ten en cuenta que los aceites esenciales puros tienen un precio elevado, pero merece la pena adquirirlos por sus propiedades terapéuticas que son la base de la aromaterapia).

¿Qué podemos hacer para sustuir estos ambientadores industriales? Existen varias alternativas. Por ejemplo, en el caso de las velas puedes reemplazar las velas sintéticas de parafina (desprenden sustancias cancerígenas) por velas de fabricación casera a base de cera de abejas (aquí te enseñamos a elaborarlas).

Para los ambientadores líquidos puedes emplear un hidrolato como base. Los hidrolatos son aguas florales procedentes de la destilación de un aceite esencial.

Puedes probar comprando agua de rosas natural (de venta en herbolarios) y unas gotas de los aceites esenciales que te gusten. Agítalo cada vez que vayas a usarlo y utiliza un bote con difusor para rociar tus muebles, cortinas o edredones.

Los aceites esenciales contienen principios activos que pueden mejorar nuestra salud al inhanlarlos. Algunos son relajantes, ayudan a despejar las vías respiratorias o favorecen el sueño.

Si te gusta el aroma del incienso, te recomendamos comprar uno de producción ecológica. Estos proceden de resinas naturales y no llevan ningún tipo de componente tóxico.

¡Vale la pena pagar un poco más!