Desde tiempos muy remotos, diferentes culturas han empleado los aromas de las plantas, maderas o resinas con fines terapéuticos. La aromaterapia actúa sobre el cuerpo y el espíritu. Algunas esencias vegetales como la lavanda, el vetiver, la rosa, la salvia o la manzanilla son ideales para calmar la ansiedad y reducir el estrés. Tienen el poder de distender, favorecer la meditación y la relajación.

Los masajes con aceites esenciales de estas fragancias ofrecen una sensación inmediata de placer y bienestar, mitigando problemas nerviosos como el insomnio o la depresión. La presión ejercida por los dedos del terapeuta ayuda a distender las tensiones musculares, evacuar toxinas y relajar el cuerpo.

Algunos aceites pueden combinarse entre sí para obtener propiedades analgésicas. Por ejemplo, para tratar la artritis y los dolores musculares, se debe aplicar en masajes sobre las zonas afectadas una base de árnica y enebro o eucalipto y romero.

Otras esencias, al inhalarlas, tienen propiedades descongestivas que ayudan a despejar las vías respiratorias: eucalipto, pino, ciprés o melaleuca.

Existe una fragancia indicada para cada problema. Recuerda, con todo, que se trata de terapias alternativas y nunca deben sustituir al criterio médico en los temas de salud.