Hace bastante tiempo hablamos en el blog sobre una técnica de remodelación corporal conocida como carboxiterapia. Cada vez son más los centros de belleza que incorporan este tratamiento a su oferta, ya que es la solución a muchos problemas estéticos como celulitis, flacidez de la piel o acumulación de grasa en determinadas zonas de nuestro cuerpo.

¿Cómo funciona la carboxiterapia?

Es un método no invasivo que consiste en la aplicación de dióxido de carbono por vía subcutánea mediante pequeñas infiltraciones. Con esto se consigue estimular la oxidación de los ácidos grasos y reducir la celulitis y la flacidez de la piel. No suele presentar efectos secundarios, salvo una pequeña molestia en la zona de aplicación y un ligero enrojecimiento que dura unos minutos.

¿Qué aplicaciones tiene la carboxiterapia?

Como tratamiento de belleza, la carboxiterapia tiene aplicaciones muy diversas desde mejorar el estado de la piel con acné, la aparición de estrías (el CO2 activa la circulación y favorece la creación de colágeno y elastina), reducir las ojeras provocadas por el estrés o la falta de sueño, combatir la caída excesiva del cabello, reafirmar los tejidos flácidos y reducir la grasa de forma localizada.

La carboxiterapia produce en nuestro organismo un efecto bioquímico, por lo que tiene una acción similar a la que conseguiríamos realizando ejercicio físico.

El número de sesiones necesarias dependerá de cada paciente,  pero para comenzar a notar los resultados se estiman un mínimo de 15 sesiones, con una frecuencia de dos o tres veces por semana.

Una vez finalizada cada sesión, no es necesario guardar ningún tipo de reposo, y podremos continuar con nuestras actividades diarias, evitando la exposición directa al sol durante las siguientes 24-48 horas.