preparar mascarilla de arcilla


Uno de los tipos de mascarilla que se utilizan con más frecuencia son aquellas que llevan arcillas y fangos en su composición ya que, además de ser bastante económicas, tienen propiedades nutritivas y regeneradoras para todo tipo de pieles, aunque están especialmente indicadas para los cutis grasos y mixtos con tendencia al acné y a acumular impurezas y puntos negros.

Gracias a su acción desincrustante, la arcilla dejará tu piel suave y mucho más uniforme y luminosa. Sin embargo, deben utilizarse teniendo en cuenta una serie de precauciones tanto en su elaboración como a la hora de aplicarlas, sobre todo si tu piel es seca o sensible, ya que de lo contrario podrían resultar demasiado agresivas.

Las mascarillas de arcilla pueden adquirirse en cualquier herboristería o tienda de cosmética natural. Normalmente tienen una presentación en polvo que debe ser diluida con un poco de agua hasta lograr la consistencia adecuada, pero nosotros además le añadiremos unas gotas de aceite según nuestro tipo de piel para aumentar sus propiedades humectantes y darle un efecto calmante.

Sigue estas indicaciones paso a paso y disfruta en tu casa de las virtudes de una mascarilla de arcilla digna de cualquier centro de estética profesional.

¿Cómo preparar una mascarilla de arcilla?

  1. Limpia y desmaquilla tu rostro como lo haces habitualmente, dejando que quede ligeramente húmedo.
  2. Vierte el polvo de arcilla en un recipiente de greda (nunca de metal) y vierte un poco de agua destilada o purificada removiendo insistentemente hasta formar una pasta homogénea.
  3. Añade 4 ó 5 gotitas de aceite a la mezcla. Deberás elegir un aceite adecuado a tu tipo de piel: por ejemplo, si tu piel es grasa grasa puedes utilizar aceite de jojoba o de limón ya que tienen un efecto astringente, si tienes la piel sensible o seca lo mejor son los aceites con efecto calmante como la caléndula mientras que si tienes la piel envejecida puedes recurrir al aceite de Argán por su alto poder nutritivo o a la rosa mosqueta ya que tiene propiedades regeneradoras que devuelven la luminosidad a los cutis apagados.
  4. Extiende la mezcla por todo tu rostro con ayuda de un pincel, evitando el área ocular y los labios. La capa debe ser al menos de medio centímetro de espesor ya que de lo contrario se seca demasiado pronto provocando tirantez.
  5. Coloca sobre tus ojos unos algodoncitos empapados en agua de rosas o infusión de manzanilla.
  6. Reposa y relájate escuchando tu música favorita de 15 a 20 minutos.
  7. Retira la mascarilla con ayuda de unas esponjitas empapadas en agua tibia.
  8. Aplica una crema hidratante sobre todo tu rostro, preferiblemente si tiene aloe vera en su composición u otros ingredientes con propiedades calmantes y regeneradoras.

Las mascarillas de arcilla deben hacerse una vez a la semana en pieles grasas o mixtas o una vez cada quince días si tu piel es seca o sensible. Si no tienes demasiadas impurezas o puntos negros puedes aplazar su aplicación… ¡tú mejor que nadie conoces tu piel y sabes con cuánta frecuencia la necesitas!