Casi todas las mujeres sueñan con tener una piel lisa y firme. Sin embargo a partir de cierta edad, el cutis pierde luminosidad y las arrugas comienzan a aparecer.

El envejecimiento de la piel se vuelve más rápido a partir de los cuarenta años. Es entonces cuando más se evidencia la falta de firmeza y elasticidad.

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Aunque no sea posible detener este proceso natural, siempre podemos envejecer mejor si llevamos una vida saludable y dedicamos unos minutos al día al cuidado de nuestra piel.

¿Por qué envejece la piel?

Con el paso de los años las células cutáneas se renuevan cada vez con mayor lentitud; la fabricación de colágeno nuevo se ralentiza, los tejidos se vuelven flácidos y los rasgos se hunden.

Antes de que aparezcan las arrugas, los primeros signos visibles de la edad consisten en una pérdida de luminosidad y de elasticidad en la piel. Esta se vuelve más fina y áspera, siendo incapaz de retener su humedad natural.

Todos envejecemos, unos más rápido que otros, mejor o peor… y aquí influyen muchos factores desde la genética a nuestros hábitos de vida (alimentación, higiene facial, exposiciones solares, tabaquismo…).

No todas las partes del cuerpo envejecen de la misma manera. El contorno de ojos y la zona que rodea a la boca, son áreas especialmente sensibles por estar más expuestas y porque en ellas la piel es mucho más fina. Necesitan cuidados específicos.

¿Qué podemos esperar de una crema antiedad?

Para luchar contra el envejecimiento cutáneo, los laboratorios de cosmética estudian en profundidad la naturaleza de la epidermis y rivalizan en innovación en busca de principios activos cada vez más eficaces.

Con todo, debemos tener claro que estos cuidados son sobre todo preventivos. No podemos esperar de una crema un efecto lifting igual que el que obtendríamos con un tratamiento estético. Aún así, ofrecen buenos resultados a la hora de redensificar la piel, hidratar y atenuar la apariencia de las arrugas menos marcadas.

Una buena crema antiedad debe tener antioxidantes en su composición (vitaminas A, C y E). Las mejores fuentes de antioxidantes son los extractos vegetales (té verde, pepitas de uva), los oligoelementos (zinc, selecium, silicium) y algunos tipos de algas.

Nos permiten luchar contra los radicales libres, redensificar la piel y repararla de los daños causados por la contaminación ambiental. Deben aplicarse a partir de los 35 años, pero puedes usarlas también a partir de los 25 si tu piel es especialmente fina, seca o presenta arrugas prematuras.

La vitamina A se sustituye normalmente por un derivado menos irritante llamado retinol. Este activo estimula la regeneración celular, alisa las arrugas poco profundas y aumenta el espesor de la piel.

Otro compuesto habitual en las cremas antiedad son los alfahidroxiácidos (AHA). Se extraen de los cítricos, de las uvas y de la caña de azúcar. Tienen propiedades exfoliantes; eliminan el exceso de células muertas dejando que la piel se oxigene y recupere la luminosidad perdida. Están especialmente recomendados para pieles fotoenvejecidas o en el caso de las mujeres fumadoras.

Tanto el retinol como los alfahidroxiácidos, vuelven la piel fotosensible por lo que sólo deben aplicarse este tipo de cremas por la noche, nunca durante el día.

Además de estos compuestos ampliamente conocidos en la cosmética convencional, existen nuevas fórmulas inspiradas en las técnicas de la medicina estética.

Algunas de estas cremas llamadas «láser» prometen emular los resultados de este tipo de tratamientos a la hora de regenerar los tejidos, estimulando la producción de colágeno y elastina. También están las cremas «botox-like» inspiradas en los efectos de la toxina botulínica. A decir verdad, aunque sean eficaces, nunca ofrecerán resultados similares a los de un tratamiento estético ya que las cremas actúan sobre la epidermis y tanto el láser como las infiltraciones con bótox llegan al nivel subdérmico de la piel.

Otros aspectos a tener en cuenta…

Aunque los cosméticos antiedad son una buena opción para mejorar la apariencia de las patas de gallo y otro tipo de arrugas, no serán realmente eficaces si no van acompañados de otras medidas en lo que respecta al cuidado de la piel.

Nunca te olvides de desmaquillarte por la mañana y por la noche utilizando una buena leche limpiadora o un jabón compatible con el pH de tu piel.

Hidrata tu cutis diariamente y protégelo contra el sol utilizando una crema de día con un FSP 20 como mínimo. Evita las exposiciones solares en las horas centrales del día.

Sigue una alimentación sana y variada, que contenga abundantes frutas y verduras así como aceite oliva (fuente natural de antioxidantes y Omega-3).

Por último, si quieres que tu piel se vea joven por más tiempo, debes seguir una vida saludable: alejarte del tabaco, beber al menos litro y medio de agua al día, dormir las horas suficientes y practicar actividad física de forma regular para activar la circulación sanguínea y mejorar con ello la irrigación de los tejidos.

¿Te han gustado estos consejos? Ahora sólo queda ponerlos en práctica y esto es algo que depende de ti. Te invitamos a consultar en este artículo un pequeño listado de cremas antiedad de nueva generación que podrían ayudarte a mejorar la apariencia de tu piel.