exfoliar la piel

La exfoliación es una de las rutinas de belleza más importantes para tener una piel joven, suave y luminosa. Eliminando de forma periódica las células muertas que se depositan en la superficie de nuestra epidermis, evitaremos que los poros te obstruyan con impurezas y mantendremos nuestra piel más oxigenada y bonita. Sin embargo, si no lo hacemos de forma correcta, nuestro cutis puede irritarse o incluso podríamos acelerar la aparición de líneas de expresión.


Toma nota de los siguientes consejos y aprende a exfoliar tu rostro de la manera más respetuosa y saludable.

Tipos de piel y tipos de exfoliación

No todas las pieles son iguales; tu cutis puede ser graso, normal, seco o sensible. La frecuencia de nuestras exfoliaciones y los productos cosméticos utilizados dependerán de esta condición.

Las pieles grasas, cuyas glándulas producen una mayor cantidad de secrecciones sebáceas, deben ser exfoliadas con mayor frecuencia (dos veces por semana) ya que la grasitud tiende a mezclarse con las células muertas y los residuos contaminantes de nuestro rostro taponando el poro y provocando así la aparición de espinillas y puntos negros.

Por el contrario, las pieles secas o sensibles deben exfoliarse únicamente una vez por semana para evitar irritarlas en exceso.

Existen además dos tipos de exfoliación: mecánica o química.

En la exfoliación mecánica, las impurezas se eliminan por fricción (generalmente son cremas y lociones con textura granulada). Deben aplicarse siempre sobre el rostro ligeramente humedecido y haciendo movimientos rotativos con la yema de los dedos, de forma suave y ascendente. Luego, hay que retirarlas con abundante agua fría y tonificar la piel.

La exfoliación química, por el contrario, se realiza mediante sustancias enzimáticas que tienen la capacidad de ir eliminando paulatinamente las capas superficiales de la epidermis (por ejemplo, el ácido glicólico, el ácido salicílico y otros). La concentración química de estos ácidos dentro de los cosméticos para uso casero, no debe ser superior al 10% ó 15%, de lo contrario, resultarían demasiado agresivos para tu piel. Los dermatólogos trabajan con concentraciones mayores (peelings químicos) pero las cremas y lociones exfoliantes de uso doméstico no deben rebasar este límite.

¿Qué tipo de exfoliación elegir? Es complicado pronunciarse sobre una opción y debe ser una esteticién o dermatólogo quien valore el estado de tu piel y te recomiende una u otra. En todo caso, la mayoría de las veces, solemos optar por la exfoliación mecánica pues actúa mediante un «sistema de arrastre» y por ello es menos abrasiva para tu cutis. Puede provocar enrojecimiento o irritación temporal, sobre todo si tu piel es muy fina o si no la has humedecido lo suficiente previamente, pero en cuestión de minutos las rojeces desaparecen dejando tu piel lisa y suave. La exfoliación química la recomendamos, sobre todo, en los casos de hiperpigmentación (manchitas en la piel) para igualar el tono y también cuando hay brotes de acné.

Tanto en la exfoliación química como en la mecánica, es imprescindible usar una loción fotoprotectora con pantalla total si el día que la realizamos vamos a salir a pasear. Después de este proceso, la epidermis pierde su capa de piel más superficial y parte de la grasa que la protege, por tanto, es especialmente sensible al daño solar.

La forma correcta de hacerlo

errores durante la exfoliación

Seguro que más de una vez has utilizado una crema exfoliante y conoces bien el procedimiento. Sin embargo, a veces, sin saberlo, cometemos algunos errores que pueden dañar nuestro cutis (especialmente si es sensible). Los más frecuentes son:

Experimentar

Probar una exfoliante no es como probar una crema hidratante, un maquillaje o cualquier otro tipo de cosmético. Por lo delicado de este tratamiento, es mejor que elijas bien el producto teniendo en cuenta tu tipo de piel y no por el nombre de la marca, el precio, el envase, etc.

Abusar

¡Gran error! no por exfoliar tu piel demasiado lucirá más suave o estará más limpia. Muy al contrario, puedes debilitarla y desprotegerla de su PH natural (sobre todo si es seca o sensible). La frecuencia indicada es de una o dos veces por semana.

No es una limpiadora ni una desmaquillante

No debes aplicártela con este fin y nunca sobre la piel maquillada, sucia o simplemente humedecida. Antes de extenderla, debemos retirar bien todos los restos de maquillaje o posible grasitud de nuestra piel con un gel limpiador o leche desmaquillante. Si solamente lavamos con agua y luego colocamos la crema exfoliante, la suciedad y los residuos penetrarán en los poros por el efecto de fricción contínua sobre la piel.

Sobre el cutis mojado

De este modo tus dedos se deslizarán mejor y no provocarás micro-heridas en tu piel.

Zonas a evitar

El contorno del ojo y los labios no deben exfoliarse pues en estas áreas la piel es demasiado fina y podrías acelerar la aparición de «patas de gallo» o del famoso «código de barras».

Zonas que no debes olvidar

El cuello y el escote pueden beneficiarse también de este rutina de belleza. Las exfoliaciones mecánicas aumentan la microcirculación y la irrigación sanguínea por lo que incluso, y si no son agresivas, pueden mejorar la apariencia de las estrías en tus senos.

La zona de las aletas de la nariz es especialmente propensa a acumular impurezas y puntos negros, no debes pasarla por alto, sino todo lo contrario, insistir un poco más en estos recovecos hasta eliminar la mayor cantidad de suciedad posible.

Mejor por la noche

Hay dos razones para ello. La primera es que tras una exfoliación, la piel suele quedar algo más enrojecida que de costumbre. Si la haces antes de ir a dormir, tu cutis se repondrá durante las horas de sueño. El otro motivo, que ya te comentamos antes, es que después de exfoliar la epidermis, esta se vuelve más sensible a la acción de los rayos ultravioleta porque pierde su primera capa protectora (las células muertas y la grasa que forman una película sobre la piel). Si no tienes más remedio que hacértela durante el día, utiliza un fotoprotector con pantalla total antes de salir a la calle.

No basta sólo con exfoliar

Después de este proceso, es necesario tonificar para cerrar los poros y aplicar una crema hidratante-nutritiva para calmar la piel.

También pueden ser naturales

El café, la avena o el azúcar son ingredientes totalmente naturales y económicos que pueden servir para exfoliar cualquier tipo de piel. Si agotaste tu loción exfoliante convencional, puedes recurrir a cualquiera de estas mascarillas caseras con efecto exfoliante para suavizar tu piel y desincrustar las impurezas de los poros.