La hipertrofia muscular comienza con un estímulo. Al hacer ejercicio, el músculo se expone a una creciente tensión durante un período corto de tiempo (es lo que sucede por ejemplo cuando levantamos pesas). Esta tensión crea una serie de micro-roturas musculares y este daño a su vez prepara al músculo para el anabolismo (crecimiento muscular) permitiendo la revascularización y la creación de tejido nuevo.


Para que la regeneración del músculo dañado pueda producirse, ocurre un proceso conocido como «fagocitosis«, en el cual los fagocitos (glóbulos blancos) se agrupan en el área afectada y comienzan a «tragarse» las células de tejido dañado. Una vez que todas las células dañadas se han fagocitado, el área está lista para recibir nuevas células progenitoras dando lugar al crecimiento muscular.

La estimulación causa también que el sistema nervioso comience a establecer conexiones nuevas entre las fibras musculares para asegurar el máximo reclutamiento de dichas fibras. La mayor cantidad de fibras musculares lleva al mismo tiempo a una mayor cantidad de fuerza ejercida; por lo tanto a mayor masa muscular estimulada, más hipertrofia muscular.

El estímulo y el máximo reclutamiento de fibras musculares eleva la producción de una hormona llamada testosterona. La testosterona ayuda a que el cuerpo fabrique más músculos al aumentar la síntesis de proteínas, lo que lleva a la producción de más proteínas contráctiles (actina y miosina). Las mujeres tienen unos niveles de testosterona mucho más bajos que el hombre y por este motivo les cuesta más llegar a la hipetrofia muscular.

El entrenamiento de resistencia es muy importante para un fisioculturista pero no lo es menos una alimentación planificada. Al parecer las fibras musculares aumentan gracias al incremento de la síntesis de proteínas. Durante el entrenamiento esta síntesis disminuye, pero después del entrenamiento (etapa de regeneración muscular), la síntesis aumenta especialmente si consumimos hidratos de carbono y proteínas.

En resumen, los científicos aún no están completamente seguros del mecanismo exacto de desarrollo muscular, pero se cree que es el resultado del aumento de tamaño de las fibras musculares como respuesta a la síntesis de proteínas, pero además existirían muchos factores que influyen directamente en la creación de masa muscular como las hormonas, la edad, la genética, la alimentación o el mismo estilo de vida que sigue el deportista.