No es un secreto que uno de los requisitos indispensables para tener un cutis joven, suave y luminoso, es seguir una rutina exhaustiva de limpieza facial, nos maquillemos o no, ya que la polución y las propias secrecciones sebáceas se acumulan sobre la epidermis impidiendo la correcta oxigenación celular.


Debemos limpiar nuestro rostro diariamente, pero una vez a la semana es recomendable también realizar una limpieza profunda.

No es necesario que acudas a un centro de belleza o a una esteticién profesional para este fin; bastará con tener a mano los productos cosméticos indicados para tu tipo de piel y dedicarle unos minutos de tu tiempo a esta sencilla tarea.

Limpia y desmaquilla

Es el primer paso imprescindible para retirar los restos de maquillaje y las secrecciones sebáceas que se depositan en la superficie de tu piel.

limpieza de cutis

Si tienes el cutis graso y si no te has maquillado, puedes utilizar un jabón neutro especialmente formulado para la higiene facial, libre de fragancias y sustancias alcalinas. En todos los demás casos, recomendamos el uso de leches desmaquillantes, de textura más cremosa y propiedades humectantes.

Extiende el producto con suaves movimientos circulares sobre rostro y cuello, espera un minuto y lava tu rostro con abundante agua tibia.

Exfoliar

Con el rostro todavía humedecido, aplicaremos una loción limpiadora de textura granulada (también llamadas exfoliantes).

exfoliar

Debemos evitar el controrno de los ojos y los labios y, por el contrario, poner especial énfasis en aquellas zonas del rostro donde tienden a incrustarse más las impurezas como la frente, la barbilla o las aletas de la nariz. ¡Sé delicada! No restriegues en exceso o dañarás tu piel. Una vez terminado este paso, vuelve a lavar tu cara con agua tibia hasta retirar todos los restos de producto.

Abrir el poro y realizar extracciones

Es la parte más complicada de este procedimiento. Debemos ser muy cuidadosas para no dejarnos marcas en el rostro.


En primer lugar, es necesario abrir el poro. Para ello, utilizaremos el vapor de hierbas. Coloca un puchero con agua al fuego y agrega hierbas aromáticas como la menta, tila o manzanilla (tienen propiedades calmantes, antioxidantes y ayudan a relajarse); retírala del fuego cuando comience a hervir, tapa tu cabeza con una toalla y deja que el vapor incida sobre tu rostro unos 10 minutos. Esto abrirá el poro para falicitar la extracción de espinillas y puntos negros.

Envuelve tus dedos en unos pañuelos de papel desechable o en unas gasas estériles y comienza a apretar delicadamente aquellas zonas donde se incrustan las impurezas. Solamente debemos apretar las espinillas que ya han madurado (aquellas que tienen una puntita blanca en el centro). Realiza la operación con la máxima higiene posible para evitar posibles infecciones.

Tonificar

Una vez limpios los poros, es necesario aplicar un tónico facial para cerrarlos e impedir que vuelvan a ensuciarse. En tiendas y perfumerías encontrarás muchas lociones aptas para tonificar tu cutis, pero también puedes emplear un tónico casero a base de agua de rosas (tiene propiedades astringentes y antioxidantes que dejarán tu piel más tersa y luminosa).

Nutrir la piel

nutrir la piel

Ahora que tu piel está completamente limpia y libre de impurezas, el poder nutritivo de las cremas y mascarillas que utilices será doblemente eficaz. No te olvides de aplicar una buena crema hidratante a poder ser, enriquecida con vitaminas, colágeno y elastina como paso final. Si lo deseas, también puedes extender sobre tu rostro una ampolla de vitamina E  y realizar pequeños golpecitos con la yema de los dedos para favorecer la absorción del producto.

Para obtener más información sobre limpiezas de cutis caseras, te recomendamos leer este artículo.