Los complementos alimenticios (también llamados suplementos dietéticos) son preparados farmacéuticos cuya finalidad es aportar nutrientes, vitaminas o minerales a nuestra dieta.

Al decir que son preparados farmacéuticos, no queremos decir que sean fármacos ya que no están destinados a tratar o curar enfermedades y aunque sus ingredientes tienen propiedades medicinales, estas se presentan en concentraciones muy bajas, de modo que si se toman siguiendo las indicaciones del fabricante son totalmente seguros (de hecho, no se necesita receta médica para poder comprarlos).

Beneficios de los complementos alimenticios

Los complementos alimenticios se comercializan en forma de cápsulas, jarabes, polvo o tabletas. Sus beneficios más comunes son:

  • Aportan nutrientes a nuestra dieta: son ideales para personas que sufren déficits nutricionales por diferentes motivos.
  • Mejoran la absorción de los nutrientes: se recomiendan en pacientes con problemas digestivos.
  • Fortalecen el sistema inmunológico:  algunas vitaminas y minerales como la vitamina C o el zinc fortalecen nuestras defensas frente a las enfermedades que atacan el sistema inmunitario.
  • Ayudan a prevenir enfermedades crónicas: complementos alimenticios como los ácidos grasos Omega-3 y los antioxidantes colaboran en la prevención de enfermedades crónicas como la arteriosclerosis, la diabetes o el cáncer.

Suplementos con probióticos: un tipo especial de complementos alimenticios.

Los suplementos con probióticos son un tipo especial de complementos alimenticios ya que contienen microorganismos vivos beneficiosos para la salud y que ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal.

Efectos probados de los probióticos

Entre los beneficios científicamente probados de los probióticos podemos mencionar:

Mejoran la digestión y el tránsito intestinal.

Los estudios demuestran que el consumo regular de probióticos tiene efectos beneficiosos en la flora intestinal.

Bacterias como Bifidobacterium animalis DN-173 010, Lactobacillus delbrueckii bulgaricus o Streptococcus salivarius thermophilus ayudan a combatir el estreñimiento.

Además, algunos probióticos como Lactobacillus casei DN 114 001 podrían prevenir las diarreas de origen no infeccioso.

Finalmente, los probióticos también han demostrado ser útiles para aliviar la inflamación intestinal en pacientes con síndrome de intestino irritable. Todos los probióticos son útiles para mejorar esta condición, pero en especial las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterias son las más beneficiosas para lograr el confort digestivo.

Fortalecen el sistema inmunológico.

Estudios realizados en animales o in vitro han encontrado una relación entre el consumo regular de probióticos y un refuerzo de la inmunidad. Por ejemplo, se piensa que ciertas cepas pueden reducir el riesgo de padecer una enfermedad respiratoria de tipo infeccioso, sobre todo en niños y personas mayores.

También se ha probado su utilidad para neutralizar la actividad de la bacteria Helicobacter pylori, asociada a la úlcera de estómago y los cánceres digestivos.

Algunos estudios sugieren también que los probióticos podrían ayudar a prevenir el eczema de origen alimentario, pero estos resultados dependen de las cepas y no son comunes a todos los individuos.

¿Ayudan a bajar de peso?

Hay pruebas limitadas que relacionan ciertos tipos de bacterias intestinales con un menor peso corporal. Otros estudios aseguran que los probióticos podrían reducir la cantidad de calorías que absorbemos de los alimentos.

Sin embargo, es importante leer esta información con cautela. Los probióticos no son una solución mágica para adelgazar y no deben ser vistos como sustitutos de una dieta saludable y de un estilo de vida activo. Las evidencias actuales no son concluyentes para recomendar su uso específico para la pérdida de peso.

¿Dónde podemos encontrar los probióticos?

Los probióticos se encuentran naturalmente en alimentos como los lácteos fermentados (yogures), los cereales (germen de trigo, levadura de cerveza) y algunas verduras. Pero sus efectos positivos dependen de la especie e incluso de la cepa específica del probiótico. Por este motivo, los complementos alimenticios pueden ser de gran ayuda ya que han sido formulados con el grupo de probióticos y la cantidad necesaria para garantizar el efecto terapéutico que buscamos en el organismo.

Ten en cuenta que estas bacterias no permanecen para siempre en el intestino y por lo tanto debemos consumirlos regularmente para notar sus beneficios.

Por último, volvemos a recordar que los probióticos no son fármacos. Si existe malestar es necesario acudir al médico para descartar un proceso de tipo infeccioso o cualquier otra patología.