Hacer deporte en verano tiene su parte emocionante, por ejemplo practicar actividades al aire libre y disfrutar del buen tiempo. Sin embargo, también debemos seguir una serie de precauciones para evitar la deshidratación y el golpe de calor.


Te daremos algunos consejos muy útiles para practicar deporte en verano y que las altas temperaturas no obstaculicen tus entrenamientos.

La hidratación es fundamental.

Siempre hablamos de la importancia de beber agua mientras practicamos ejercicio. En verano esta premisa debería ser la más importante, ya que sudamos más y necesitamos reponer los líquidos que vamos perdiendo. Bebe dos vasos de agua unos minutos antes de iniciar el entrenamiento y continúa bebiendo a ratos mientras sigues ejercitándote. También puedes recurrir a las bebidas isotónicas.

Evita las horas punta.

Si haces deporte al aire libre, evita las horas de mayor exposición solar (de las 12:00 del mediodía a las 17:00 de la tarde). Esta es la mejor forma de evitar el golpe de calor. Lo más aconsejable es elegir las primeras horas de la mañana o las últimas horas de la tarde para hacer ejercicio en el exterior.

Usa la ropa adecuada.

No sólo necesitas ropa cómoda y equipamiento específico para el deporte que sueles practicar, además debes elegir prendas holgadas y transpirables (preferiblemente de algodón) para permitir que el aire circule por su interior. Lo mismo ocurre con el calzado. Las zapatillas deportivas también deben ser adecuadas para esta época del año, permitiendo que el pie tenga una buena transpiración para evitar la aparición de hongos.

Cuidado con los deportes acuáticos.

Ya os comentamos hace poco la importancia de nadar de forma segura en verano. Hoy queremos señalar otro aspecto muy importante: la protección solar. La gente suele pensar que no es posible sufrir quemaduras solares al practicar deportes acuáticos. Lo cierto es que este tipo de actividades son precisamente las más peligrosas ya que las minúsculas gotas de lluvia crean un efecto lupa sobre la piel aumentando el efecto de los rayos ultravioleta.

Si vas a nadar en la playa o en la piscina, no olvides usar una buena crema solar que sea resistente al agua o, en su defecto, renuévala cada vez que salgas de darte un chapuzón.

Cuida tu dieta.

Algunos alimentos te ayudan a combatir el calor del verano y llevar mejor las altas temperaturas: frutas como la sandía y el melón, hortalizas, gazpacho, ensaladas, lácteos descremados… Con todo recuerda que es importante llevar una alimentación equilibrada en la que no falte ningún tipo de nutriente. No caigas en los errores más comunes de las dietas veraniegas ya que a la larga sufrirías un efecto rebote.

Atención a las señales de alerta.

Nuestro cuerpo nos avisa cuando existe algún tipo de desequilibrio. Si sientes mareos, agotamiento, calambres o pérdida del equilibrio, cesa la actividad física inmediatamente y bebe agua para rehidratarte. Si los síntomas persisten, acude a tu centro de salud más cercano.