Hace algunos meses os hablamos en el blog de la dermonutrición (también llamada por algunos nutricosmética), un conjunto de saberes que van desde la endocrinología a la medicina natural y que estudian las propiedades beneficiosas de los alimentos de procedencia orgánica para el cuidado de nuestra belleza y de nuestra salud en general.
No es un secreto que cada vez más celebridades se apuntan a las llamadas «dietas macrobióticas», programas nutricionales basados en el consumo de alimentos totalmente biológicos.
En especial, las frutas y verduras nos aportan una clase de vitaminas y minerales imprescindibles para tener una piel sana y bonita: los antioxidantes (zinc, vitaminas E y C, isoflavonas, coenzima -Q, polifenoles, etc.).
¿Cómo puede ayudarte una dieta rica en antioxidantes a cuidar tu piel?
El envejecimiento celular se debe en gran medida a la acción destructiva de los radicales libres, unas moléculas reactivas que recorren nuestro organismo y cuyos electrones son capaces de desestabilizar a las moléculas estables provocando la degeneración de las células y tejidos sanos.
Una dieta rica en antioxidantes puede neutralizar la acción nociva de los radicales, retrasando así el proceso de envejecimiento. Además, seguir una alimentación sana y con menos contaminantes, asegura el buen funcionamiento de nuestro sistema digestivo y renal, reduce la cantidad de toxinas que acumulamos en nuestra sangre y, por ende, ayuda a combatir la retención de líquidos.
Por si fuera poco, las frutas y verduras (principal fuente de antioxidantes) tienen un aporte muy bajo de grasas saturadas (pese a ser saciantes) y son ricas en vitaminas, hierro, fibra y otros nutrientes indispensables para nuestro organismo. Por este motivo, están en la base de la pirámide alimenticia. Consumiéndolas a diario evitaremos el sobrepeso y las enfermedades asociadas a este problema.
Alimentos ricos en antioxidantes
Los principales son:
- Frutas: uvas, frambuesas, bayas (ácido elágico), cerezas, kiwis (antocianos), piña, naranja (vitamina C).
- Hortalizas: tomate, zanahoria, lechuga, espinacas (arotenoides), pimiento, cayena (capsicina), brócoli, calabaza (isotiocianatos).
- Cereales, legumbres y frutos secos: germen de trigo, levadura de cerveza (magnesio y zinc), soja, garbanzos, cacahuetes (isoflavonas), lentejas (taninos), nueces, maíz, aceite vegetal (vitamina E).
- Infusiones: té verde (catequinas).
- Carnes y pescado: hígado, sardinas (coenzima -Q).
¿Cómo consumirlos?
Existen muchas formas de consumir frutas y verduras. Si las consumes crudas, por ejemplo, a modo de ensaladas, conservarán todas las vitaminas y minerales intactos sin deteriorarse. Alíñalas con un chorrito de aceite de oliva virgen en crudo y especies como el orégano o la albahaca. ¡Lleva las virtudes de la dieta mediterránea a tu mesa!
No obstante, algunas hortalizas no pueden comerse crudas. Si te resulta aburrido comerlas cocidas o en purés, puedes saltearlas en la sartén con otros ingredientes. Los famosos revueltos son la forma ideal de presentación: colorida, rica en texturas y sabores. Si no te gusta comer verduras, ¡cocínalas de este modo y te sabrán deliciosas!
Sustituye a las patatas fritas como acompañamiento a tus platos con carne, por guarniciones de verduras (menestras, judías, zanahoria, guisantes). Tus digestiones serán más ligeras y evitarás el sobrepeso y la retención de líquidos.
Deja para ocasiones puntuales los flanes, tiramisús o bizcochos de chocolate y sustitúyelos por postres elaborados a base de frutas (macedonias). Puedes combinar todas las frutas que desees; eso sí, a ser posible elige siempre frutas frescas y no en conserva ya que éstas, durante el proceso de enlatado, pierden parte de sus nutrientes.
Para refrescarte y llenarte de energía, prepara un delicioso zumo casero (los zumos envasados solamente contienen entre un 20% y un 50% de fruta y tienen, por contra, demasiados azúcares). Son un auténtico elixir de vitaminas y de juventud. Además, algunas frutas como la piña, la sandía o el melón son diuréticas y te ayudan a combatir hinchazón.
La sandía, por ejemplo, es rica en licopenos: un tipo de antioxidante que facilita la eliminación de toxinas (en este artículo os enseñamos a preparar un smoothie de sandía para los días más calurosos).
Otros zumos como los de naranja, kiwi o fresas, tienen una gran cantidad de vitamina C y refuerzan nuestro sistema inmunitario.
Las frutas y hortalizas que tienen un color rojizo como los albaricoques, la zanahoria o el tomate, son ricos en betacarotenos, una clase de vitamina que relentiza los signos del envejecimiento.
La zanahoria además, ayuda a producir niveles de melanina más altos, potenciando nuestro bronceado y protegiendo nuestra piel de los daños causados por los rayos ultravioleta.